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Foro Derechos culturales. 2004. Ley de derecho de autor. Análisis y propuestas

Foro 

Derechos culturales

Una plataforma institucional y jurídica para la transformación cultura

 

 

Ley de derecho de autor. Análisis y propuestas

Jannette Camero, Andrea Coa, Juan Fernández Correa, Roberto Hernández Montoya, Alberto Monteagudo y Diego Silva 

Moderadora: Carmen Hernández

miércoles 20 de octubre de 2004, 5:00 pm , Sala C, Fundación Celarg

 

 

 
De izquierda a derecha: Carmen Hernández, Andrea Coa, Jannette Camero, 
Alberto Monteagudo, Roberto Hernández Montoya, Diego Silva y Juan Fernández Correa

 

   Resumen

 

En la discusión sobre la Ley de derecho de Autor. Esta vez participaron por el SAPI Andrea Coa y Jannette Camero, el cineasta Alberto Monteagudo, el presidente de la Fundación Celarg, Roberto Hernández Montoya, el compositor Diego Silva y el Director Administrativo de SACVEN, Juan Fernández Correa.

En líneas generales se hizo un breve recorrido sobre la situación de los derechos de autor en nuestro país, donde se evidenció que la ley vigente resulta inconstitucional, pues no está acorde con los principios consagrados en nuestra Constitución, que en su artículo 98, como recordó la Lic. Jannette Camero, se especifica la protección que tienen los autores sobre sus obras y la disposición del Estado para proteger la propiedad intelectual. Además informó que actualmente está inscrito en la Asamblea Nacional el nuevo proyecto de Ley, realizado por diversas organizaciones con el apoyo del SAPI, tratando de buscar la coherencia necesaria con nuestro texto constitucional. Alberto Monteagudo por su parte insistió en la necesidad urgente de eliminar la actual ley sobre derecho de autor ya que los deja desprotegidos, quedando el producto artístico a merced de quien lo explota de manera ilimitada, además puntualizó la importancia de revisar toda la legislación cultural y los proyectos de ley de cultura. Diego Silva como compositor habló sobre su propia experiencia en la defensa de los derechos de autor, del irrespeto en ese sentido por parte de instituciones así como de particulares. De igual manera hizo especial énfasis en la necesidad de implementar un sistema de seguridad social para los creadores así como para los herederos de éstos. Roberto Hernández Montoya, señaló en su exposición principalmente la problemática de la piratería, que convierte el circuito de producción, distribución y consumo en una suerte de círculo vicioso, que pareciera casi indetenible. Por su parte, Juan Fernández Correa hizo una reflexión sobre la indolencia respecto al tema de los derechos de autor, aun cuando alrededor de estos se realizaban congresos, foros, de gran importancia, pero cuyas discusiones no trascendían más allá del espacio de realización de esas actividades. Planteó de igual forma lo poco que ha cambiado en relación a los derechos de autor, a pesar de los esfuerzos de los diferentes individualidades o colectivos en relación a este tema. Finalmente, lamentó que SACVEN no haya sido convocado para la discusión de la actual propuesta de ley y enfatizó que SACVEN estará siempre a favor de aquellos cambios en la estructura que beneficien no sólo los aspectos económicos sino también lo social y lo cultural de las autoras y autores de nuestro país. Andrea Coa resaltó que los derechos de autor deben ser considerados como derechos humanos. La creación es libre y no debe ser coartada por los intereses de algunos grupos que deciden sobre lo que es significativo o no. En estos tiempos de tendencia neoliberalista, se ha sustituido el interés mercantilista por el sentido de solidaridad y a veces, son las personas jurídicas las que usufructúan de los derechos de autor y no quienes realmente hicieron las obras, lo cual se observa mucho en la industria musical y editorial. Coa advirtió que debemos estar atentos a defender los derechos culturales que constantemente se ven amenazados por diferentes estructuras.

 

 Sesión completa

 

Roberto Hernández Montoya: Buenas tardes. Voy a abordar el tema a partir de la experiencia musical. John, Paul, George y Ringo vivieron su primera juventud como músicos, viajaron por Alemania, tuvieron unos cuantos admiradores y luego se dispersaron por apremios económicos. John se hizo repartidor de farmacia y Paul chofer de taxi; nadie recuerda ya qué fue de George, algunos dicen que se volvió cantinero en el puerto de Liverpool. A Ringo le fue mejor, como payaso en un circo en el que ganó alguna estimación provincial y provinciana.

Así tal vez hubiera ocurrido si los Beatles no hubieran conocido a Brian Epstein. Pero este ejercicio no es solo una especulación. Se propone más bien convidarte a reparar en cuántas bandas no fueron viables. Por cada una como los Beatles es imaginable pensar que hay miles de grupos talentosos que se disuelven antes de que su talento sea apreciado masivamente. Así operaba la industria disquera: brutalmente. Ahora surge una situación inusitada, superpoblada de sutilezas nuevas que apenas comenzamos a asimilar.

Antes, para piratear un disco había que tener un costoso quemador masivo de CDs y una red de distribución. Ahora cualquiera puede intercambiar música por Internet. Era cuestión de tiempo: no pasó mucho antes de que aparecieran mil sitios Web de corretaje: Napster, MP3, Scour, Hotlinehq, Gnutella. Como en las ventas de libros viejos, estos sitios reúnen a la gente alrededor de un zoco virtual para intercambiar música. La gente no canjea objetos tangibles (átomos), sino información (bits): sonidos, letras, patrones de punto de cruz. Y no paga por ellos.

Estamos en una singularidad: cualquier cosa puede pasar. Ya ha comenzado a pasar. El sitio my.mp3.com ha sido demandado por la industria por violación de derechos de autor. Introduces un CD en tu computadora, a la que previamente has instalado cierto programa. La máquina envía la información a my.mp3.com. Si este tiene digitalizado ese CD, te lo libera para que puedas oírlo donde quiera haya computadoras conectadas a Internet. Tienes que tener el CD para demostrar que pagaste los derechos. Pero me puedes dar tu clave de acceso y así puedo oír tu discoteca completa desde mi computadora, sin haber pagado. En justa reciprocidad te doy mi clave para que oigas mis discos.

Pero... ¿es justa esa reciprocidad? Parece que no. Veamos los argumentos, tal como los analiza Joanne Jacobs, en el San José Mercury del 3 de agosto de 2000:

  • Es culpa de la industria disquera por su lentitud en ver el desafío electrónico y no ofrecer alternativas. La culpa es, pues, de la víctima.
  • De todos modos ya la industria está esquilmando a los músicos al darles solo una pequeña porción de las ventas. Esquilmemos, pues, a la víctima de la víctima.
  • Los usuarios de Napster usan el trueque de nuevas canciones para catarlas y luego comprar más CDs. No hay, pues, víctima.

Pero la industria disquera también es culpable de muchos abusos:

  • Recientemente un músico venezolano debió recurrir a toda clase de artimañas para zafarse de un contrato leonino que le prohibía hasta cantar el Cumpleaños feliz en una fiesta. Había tenido que firmar ese contrato cuando no lo conocía nadie porque era la única oportunidad de grabar un disco.
  • Los Beatles tuvieron que formar su propio sello, Apple, porque las disqueras los robaban sin ninguna consideración. Así ha ocurrido en Venezuela con Billo, Cristóbal Jiménez, Juan Vicente Torrealba. Recientemente Courtney Love protestaba porque su casa disquera la estaba explotando sin clemencia alguna. Son de cocodrilo las lágrimas de las disqueras ante la violación de derechos de autor. Lo que reclaman es su derecho a esquilmar ellas solas a los músicos. Además, una ley que la gente no cumple se vuelve inoperante y por tanto no es ley nada, empíricamente hablando.
  • Mucho después de que ya los costos han sido amortizados, los discos se siguen vendiendo a precios exorbitantes, para no hablar de que para tener una canción debes comprar un álbum, donde hay otras que tal vez no te interesan. El dilema es inclemente: compras el álbum y tiras tu dinero porque compras piezas que no te interesan; no lo compras y te pierdes esa canción que te gusta.
  • El artista, además, se ve obligado a componer relleno para completar el álbum.
  • Se contamina el ambiente con los discos desechados, no biodegradables.

La solución no es, claro, cambiar una injusticia por otra: justificar el robo al artista porque ya la empresa lo roba, porque entonces el artista termina robado por dos ladrones: la disquera y el pirata. El que más merece ganar es el que más perdería.

Pero el asunto es tornasol y tiene muchos matices. Claro, las disqueras gritan apocalipsis porque es el fin de su modo de hacer negocio y las mentes rutinarias se alarman ante cualquier cambio que las obligue a pensar. En mi inocencia siempre creí que la mente servía para pensar. Ahora descubro que también sirve para no pensar. La vida consiste en ir perdiendo la inocencia. Pero así como se pierde, se gana en lucidez. Basta en persistir en usar la mente para lo que está hecha: pensar. Veamos algunas alternativas de solución al «problema».

Pero... ¿es realmente un problema? Tal vez sea más bien un millón de soluciones. Examinemos algunas. El primero que lo agarre es de él, reza el dicho.

  • Para los artistas principiantes este modo de intercambio puede ser su único medio de subsistencia antes de ponerse a trabajar de taxistas, como llegó a hacer Philip Glass cuando no gozaba de la bienquerencia general. Pueden poner su propio sitio en Internet y promoverse desde allí. Total, lo primordial para un músico es hacerse oír, the rest is silence.
  • Hay sitios, como www.garageband.com en donde los visitantes votan por las bandas. La ganadora obtiene un contrato de $ 250.000 para grabar y promover su primer álbum. Los más populares ganan. Las disqueras también, porque su elección es menos conjetural.
  • Es posible abaratar el acceso. Tal vez lo que se venda a la larga sea solo información. La RCA no me venderá ya a Gardel, sino información sobre Gardel y me regalará su música como anzuelo.
  • Un disco tiene su sitio Web donde se añade información cada tanto y puedo intercambiar puntos de vista con otros oyentes. ¿Qué tal uno sobre Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band? Ya lo hacen Amazon y Barnes & Noble. Es una situación parecida a la de los vendedores de programas, que se quejan de la piratería. Pero si vendieran los programas a un precio mejor, si los programas tuvieran una mejor calidad y si la compra implicara respaldo técnico suficiente, la copia ilegal se reduciría a cifras marginales, cuando no insignificantes.
  • Stephen King ofrece un capítulo de su próxima novela en www.stephenking.com. Si el 75% de los visitantes le paga un dólar, King continúa publicando capítulos. Es el chantaje de Cherezada: si el sultán la mata, pierde el desenlace. Tal opera la telenovela. Se llama vivir del cuento.
  • Hay un problema más radical: la generación Rugrats lo quiere todo gratis y ya: programas, música, imágenes. No quiere pagar ni quiere esperar. Por eso los sitios pagos han tenido que abrir sus puertas, salvo los pornográficos. No se aceptan limitaciones —censura, restricciones de acceso, etc. En Internet los límites son interpretados como error de funcionamiento, al que se busca una vuelta. Compras un DVD en Asia y no puedes usarlo en una unidad comprada en los Estados Unidos. Un hacker descifró el código de bloqueo y lo publicó en Internet. La industria está tratando de detenerlo tal como un loco trata de estancar el Orinoco con una mano.

Pero, ¿por qué no navegar con el Orinoco? Quizá los dinosaurios se extinguieron porque no quisieron navegar con la corriente. Solo sobrevivieron los caimanes y las tortugas que se fueron río abajo. ¿Pasará lo mismo con los grandes saurios de la industria disquera?

Un abuso conduce a otro. Y, sin embargo, no debiera ser tal difícil establecer normas aceptables por todo el mundo. Pero para eso hay que amansar la codicia de las empresas, lo que paradójicamente redundaría en su mayor beneficio. Si los CDs en lugar de costar lo que cobran actualmente, ganaran la mitad o menos, la compra de CDs sería inmensa. La tecnología permite incluso la desaparición del CD como objeto tangible: si se distribuye la música a través de las redes, el costo sería aun más reducido y seríamos más ricos —al menos en materia musical…

 

Diego Silva: (...) En este caso esa presencia, esa presencia teatral del artista con el instrumento que es un reto al público, un reto de tecnología, una cosa extraordinaria que hacen ellos, pero -con todo respeto a mi amigo Alejandro Sardá- yo escribí la obra durante varios meses, me senté con él a estudiar las condiciones del instrumento, muchas cosas técnicas y yo escribí todo eso. Es bien cierto que si él no lo hace, no suena, pero lo puede hacer otro, pero lo que yo escribí, sólo lo puedo hacer yo, más ninguno, ¿cómo lo hacen otros? Diferente. Pero el concierto es mío, mío nada más. Yo si puedo tener muchos intérpretes, -y eso quería decir-.

Si  se lleva a 75 años al intérprete, y se pone por encima del creador, porque si se va a limitar que se limite igual. Vamos a las estrecheces todos juntos, igualitos. No entiendo la filosofía de que a un intérprete se le extienda  a 70 o 75 años y el autor se le reduzca. Más bien estamos buscando internacionalmente que eso se extienda y este nuevo anteproyecto propone eso. En resumen, ese nuevo anteproyecto de Ley tiene nuevas bondades, tiene ciertas cosas que tiene que ver con la Constitución en cuanto a libertades; en cuanto a reclamos, esto de los niños es maravilloso, a los niños siempre se les ha explotado. Yo hoy iba a hacer un evento con los niños y resulta que apareció una cosa donde iban a explotar unos niños allí, a mí me dio vergüenza y me retiré del evento, porque uno no puede ser partícipe de eso. Pero, con todo respeto a los compañeros que están en ese anteproyecto, sí le he dicho a Monteagudo, lo llamé por teléfono y le dije: “yo quisiera participar, yo quiero que me llamen”. Le dije a la señora Coa también, “yo estoy encantado, me gusta el ante proyecto pero vamos a...”. Por lo menos escuchen a algunos creadores que no sabemos de leyes y hemos sido víctimas y ahora somos terribles. Muchas gracias.

 

Moderadora: Le vamos a dar la palabra al Doctor Juan Fernández Correa, quien es abogado egresado de la Universidad Central de Venezuela en el año 1972. Tiene amplia experiencia en Administración de las entidades de gestión colectiva a través de la prestación de sus servicios profesionales -más de 30 años-, a la Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela (SACVEN), habiendo ocupado los cargos de Director General, Gerente Legal y actualmente como Director Administrativo. Ha participado en  Foros, Seminarios y Congresos sobre la Propiedad Intelectual, Derechos de Autor y Derechos Conexos, nacional e internacionalmente.  Bienvenido.

 

Juan Fernández Correa: Gracias.  Vamos a tratar de resumir un poco estos planteamientos que nosotros traemos, en relación al Proyecto de Reforma. Sin embargo, permítame una reflexión. Hace exactamente once años, un conocido jurista, el Doctor Alirio Abreu Burelli, en ocasión al prólogo de una obra de derecho de autor, comentaba y decía: “algunas veces, y con menor frecuencia que la quisiéramos, sentimos emoción, aliento, por la realización de congresos, seminarios y talleres en materia de derechos de autor, teniendo a nuestro lado autores, compositores, poetas; que de una u otra forma sienten la preocupación que hay para la protección de sus obras, y de su creación”. Sin embargo, inmediatamente a la realización de esos eventos y esos congresos, regresamos a la indolencia, a la desidia y a la soledad porque no hemos sido capaces de lograr formar una verdadera conciencia social, ni adquirir una cultura que respete y haga efectiva la protección de los derechos intelectuales.

En nuestro sistema legal que consagra la propiedad intelectual, tal protección se corresponde exclusivamente a los intereses económicos, muy a pesar de que universalmente el derecho de autor está reconocido como un derecho individual, un derecho inherente a la persona, un derecho humano, el más humano de los derechos. Lamentablemente, como bien lo decía, once años después, esa situación poco o nada ha cambiado. Muy a pesar de los esfuerzos de algunos sectores que han contribuido y han seguido contribuyendo a la realización de eventos de esa clase, congresos, seminarios, talleres; procurando siempre la participación de autoridades, jueces de la República, con miras a obtener si se quiere, que esa protección se haga cada vez más efectiva, más expedita. Sin embargo, hoy en día, todavía existen jueves que no son capaces de aplicar una medida, a pesar de que la Ley sobre el derecho del autor, se prevé que de la simple inspección judicial se puede practicar un embargo, un secuestro de los proventos, con miras a garantizar lo que viene a hacer la justa remuneración para el creador, que no es otra cosa que el pago de los derecho de autor. Desde el punto de vista civil, administrativo, a pesar de que ciertamente a lo largo de la trayectoria, sobre todo a la raíz de la creación de la Oficina Nacional del Derecho de Autor, hemos recibido alguna ayuda, colaboraciones, pensamos que todavía hay que mejorar. Creemos que hay que procurar que esas solicitudes se hagan más expeditas,  esa evacuación de forma tal de procurar, por parte de los usuarios, el reconocimiento y el pago de derecho de autor debe ser el más expedito.

Todavía existen autoridades, alcaldías, directores de espectáculos públicos que niegan de una u otra forma, la posibilidad de que la sociedad obtenga la información correspondiente para hacer valer los derechos de los autores y compositores. Por eso digo que todavía, a pesar de tan curiosos once años, se mantiene esa situación.  De forma tal, que cualquier cambio en las estructuras del régimen legal que existe en Venezuela y que conlleve de una u otra forma, no sólo a garantizar el aspecto económico, sino también el social y el cultural, siempre contará con el apoyo de la Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela.

Se ha presentado un proyecto, que como bien lo decía  Diego Silva, fue presentado por un grupo de personas pertenecientes a algunos gremios, pero sentimos realmente, que es lamentable que no haya tenido ninguna participación ni ningún tipo de invitación, el más genuino de los gremios que representa a los autores y creadores del país que no es otra que La Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela, donde hoy en día agrupamos más de 8.000 mil socios y donde convergen cualquier cantidad de socios de esa índole, poetas, escritores, autores, compositores, cantautores, editores, productores monográficos. He ahí la importancia de que se oiga, como bien lo dice Silva, que nos inviten a participar, a comentar y que de una u otra forma, se nos tome en cuenta con respecto a la pretendida Reforma del Proyecto, de la Reforma de la Ley sobre el derecho de autor.

Yo he traído aquí, porque en honor a la verdad, no me tocaba a mí venir aquí, estaba invitado  el Doctor Rafael Fariña, quien está actualmente fuera del país, a propósito precisamente de la celebración de una asamblea de la Confederación Internacional de la Sociedad de Autores y Compositores del Mundo, sin embargo, él más o menos había adelantado un trabajo de observación y comentarios acerca de algunos artículos del Proyecto Reforma. Con la venia de ustedes, me voy a permitir, precisamente para aligerar un poco esto, hacer algunas lecturas. Voy a referirme, al artículo como tal, en cuanto a su numeración y procederé a hacer un comentario bastante sucinto del asunto.

 

Artículo 2 del Proyecto: “La protección está consagrada para los autores de obras literarias, artísticas y científicas y los derechos conexos de los artistas, modelos e intérpretes ejecutantes de las obras de ingeniería”. Obviamente “modelo” es una incorporación nueva al catálogo, pero notamos que no se contempla dentro de esta categoría de derechos de propiedad intelectual a los productores fonogramas de los organismos de radio difusión. Nuestro comentario: “las producciones fonográficas, las emisiones de radio difusión dan lugar a supuestos de protección por derechos conexos”. No quisiéramos pensar que el proyectista quiere desconocer acaso esa realidad o simplemente, en una eventual reforma la Ley sobre el derecho de autor, nos preguntamos si se desconocerá ese derecho, si esto fuera cierto ¿qué hay con la Convención Internacional sobre la protección de los artistas interpretes, ejecutantes, los productores de fonogramas, los organismos de radio difusión suscrita en 1961 y ratificado por Venezuela el 13 de septiembre del 1995?

 

Artículo 4, referente al concepto de artistas: “son todas aquellas personas que producen directamente una obra original, tales como pintores, dibujantes, actores, actrices, fotógrafos, escultores, arquitectos y payasos. Nuestro comentario: “los artistas son titulares de derechos conexos y no producen obras jurídicamente hablando, sino presentaciones artísticas”. Por su parte, los pintores son autores, pues crean obras del ingenio, a tal efecto nosotros recomendamos tener muy en cuenta el glosario de la decisión 351 del Acuerdo de Cartagena, así como también el glosario a la OMPI sobre Derechos de autores y derechos conexos.

 

Artículo 5, referido a la Expropiación. Me remito a lo dicho por el amigo Diego Silva y donde sí se contempla. Es una expropiación obviamente de obras por causas de beneficios colectivos y salud pública. Se contempla una indemnización previa al autor,  en todo caso, que sea de mutuo acuerdo, en ese sentido, o con los herederos, por supuesto.

 

Artículo 9: “Se establece como condición indispensable el requisito del registro de la autorización otorgada por el autor”. El registro es una condición de validez de la autorización. Al efecto, notamos -como bien todos lo sabemos- que tanto en nuestra ley como en el convenio de Berna, se establece que los derechos que son objetos de protección por parte de esa Ley no debe estar sujeto a ningún tipo de formalidad.

 

Artículo 10. Se elimina el sistema de presunción legal de titularidad en cabeza del productor de audiovisual, y en su lugar se establece una sección parcial y temporal a los fines de la comercialización. Se elimina  también la referencia a los programas de computación. Tema por lo demás hoy en día, muy en el tapete, por lo que significa la computación en todo el  país.

 

Artículo 18. “Se establece que la sección máxima de derechos patrimoniales no podrá exceder ni un caso de dos años”. Nuestro comentario de este artículo debe ser comparado con el artículo 51 - 52 del proyecto que habla de las obras futuras donde se consagran plazos de sección de dos y de diez años respectivamente. Por cierto, se hace una distinción entre obras audiovisuales, a las cuales se le contemplan dos años y obras cinematográficas en diez años. Reparamos que la obra cinematográfica es una categoría de la obra audiovisual.

 

Artículo 26.  Está dado sobre la duración del derecho de autor, y también para reducir la cuestión del tiempo -lo acaba de comentar Diego Silva-, indudablemente existe una contradicción cuando por un lado se habla de que el derecho de autor se extingue a los 50 años. Dura toda la vida y se extingue a los 50 años, contados a partir del 1° de enero siguiente a su muerte. Sin embargo, en artículos posteriores hace referencia hasta de 75 años, como en caso de las obras en colaboración, obras audiovisuales, obras anónimas.

 

Artículo 54. Establece el 15% sobre el precio de reventa de obras de artes plásticas, lamentablemente se elimina la gestión colectiva de este derecho de remuneración.  En cuanto el polémico artículo 59, obviamente nosotros fuimos de los primeros que protestamos ese artículo, lamentablemente sin ningún tipo de éxito, porque como bien lo dijo el amigo Monteagudo, se impusieron los intereses económicos de las grandes industrias. Sin embargo, nada se dice tampoco de los comitentes, la actual Ley habla del patrón de los comitentes

 

Los artículos del 60 al 62: “será licita la asistencia -dice el proyecto- de más de una entidad de gestión colectiva por cada rama en todo el país”.  También establece ese artículo que cada entidad deberá tener oficinas en las poblaciones en que residan sus afiliados.  SACVEN, dentro de los 8 mil 800 y pico de socios, tiene afiliados en todo el país, en todas las ciudades. Nos preguntamos ¿habría que mantener una sucursal de SACVEN en cada una de esas ciudades? ¿Cuánto cuesta eso? Nosotros hemos sido objeto de alguna manera, de observaciones, de comentarios de que la sociedad de gestión colectiva debe gastar cada vez menos con miras a que el actor o compositor decida cada vez más. Entonces, se nos obliga a que abramos  sucursales en todo el país. Por otro lado, este mismo artículo establece que las tarifas serán fijadas conjuntamente con la Comisión Nacional de los Derechos de Autor, y en ningún momento se habla de posibilidades de arbitraje ni de otros mecanismos  de impugnación en caso de inconformidad. Se establece un régimen de control más severo ante las entidades de gestión a tiempo que se mantiene el régimen de sanciones. Hablando de sanciones por cierto, cuando el proyecto se refiere a la sanción pecuniaria, -óigase bien esto- multa, además de las más sanciones, amonestación privada, amonestación pública, “multa, que no será inferior a 10 mil unidades tributarias, de acuerdo a la gravedad de la falta. Señores, 10 mil unidades tributarias son 247 millones,  si las matemáticas no mienten, y esa es la inferior. Hoy en día la sanción pecuniaria habla de un mínimo del equivalente a dos salarios mínimos, y un máximo de diez, es decir 600 mil bolívares y 3 millones de bolívares. Hay un “pequeño” incremento de 38.445% entre una cosa  y la otra. “Las obras del ingenio y los productos y producciones  protegidos por esta ley deben inscribirse en el Registro del Derecho de Autor”. Igual a lo comentado anteriormente, esas obras sujetas de protección no deben estar condicionadas al cumplimiento de ninguna formalidad, de acuerdo  con la ley actual y de acuerdo con lo establecido en el convenio de Berna, artículo 5.2. En cambio se reduce la pena de prisión de cuatro a dos años en el supuesto de reproducción y demás conductas ilícitas contempladas en el artículo 119 y siguiente de la Ley sobre el Derecho de Autor.

Por un lado, existe la posibilidad de castigar más fuertemente a los entes que de una u otra forma procuran el reconocimiento del Derecho de Autor, en cambio se le rebaja la  pena a los “piratas” -con el permiso del amigo Samán-, que entiendo que él en más de una oportunidad ha manifestado que no está de acuerdo con el término “pirata”.  A grandes rasgos, estos son en principio, los comentarios que podemos aportar en este momento, en la seguridad que en medio de este análisis que estamos realmente iniciando del Proyecto de reforma, queremos pensar que vamos a tener otras tribunas para lograr exponer una serie de comentarios adicionales. Sin embargo, me gustaría terminar diciendo que si han reparado los proyectistas las implicaciones constitucionales de sus propuestas, sobre todo tomando en cuenta la vigencia en Venezuela de instrumentos como el convenio de Berna para la protección de las obras artísticas, Convención Internacional sobre la protección de los artistas, interpretes, ejecutante, productores de fonogramas y organismos de radiodifusión, y la Decisión 351 de la Comisión de Acuerdos de Cartagena, entre otros. Es importante y de alguna manera ustedes lo han hecho, se está abriendo prácticamente un debate en torno a esto y creo que la conversación y el diálogo seria muy importante para lograr una  efectiva aplicación y puesta en vigencia de la ley, que de una u otra forma, garantice y que permita al creador decir: “yo vivo de mi creación” lo cual ahora podrían decirlo, a lo mejor cinco, diez, quince creadores. Muchas gracias. 

 

Moderadora: Le damos la bienvenida a Andrea Coa, quien viene llegando de Valencia. Andrea Coa desde muy joven expresa  interés por la escritura, dedicándose a extensas investigaciones autodidácticas en la literatura, filosofía, e historia.  En julio de 1986 ganó el concurso Un Poema para Nicaragua de la FCU de la Universidad Central de Venezuela, y de la Embajada de Nicaragua-Sandinista con Cuando Vengan los Marines.  Este poema ha sido publicado en Venezuela, Centroamérica y Alemania, y ha sido llevado al teatro desde los años 80. Hoy en día en nuestro país es un símbolo de las luchas antiimperialistas. Desde los años 80 publica periódicamente sus trabajos literarios. En 2001 publicó la novela Cantaura.  Actualmente cuenta con alrededor de nueve novelas inéditas y está trabajando en dos más, tituladas El enemigo Interno y Las negociaciones. Ha sido dirigente estudiantil y cuenta con una larga trayectoria  como dirigente comunitaria.  Junto a varios escritores revolucionarios, actualmente trabaja en la creación de una Unión Bolivariana de Escritores con carácter nacional e internacional.  Es miembro del Frente Unitario de Contraloría Social.  Ha sido colaboradora del FUS, es misionera  en Vuelvan Caras y ha colaborado con la  Misión Barrio Adentro, desde 2003. Fue miembro fundadora de varias revistas literarias. Ha sido colaboradora y trabajadora del SAPI desde el año 2001.  El resultado de sus investigaciones sobre Derecho de Autor está reflejado en el Proyecto de Ley de Derecho del autor y la autora. En la redacción de este anteproyecto de ley contó con el aporte de importantes ideas por parte de Alberto Monteagudo -presente esta noche- y la colaboración directa del actor Ramón Domingo Valdés.  El anteproyecto de Ley fue introducido por cuatro diputados del Bloque del Cambio. Los dejamos con Andrea Coa. 

 

Andrea Coa: Buenas noches. Me corresponde excusarme frente a ustedes, por llegar a esta hora. Me hubiese gustado escuchar cada una de las palabras que dijeron las personas que participaron anteriormente. Habría sido interesante para ese intercambio de ideas que es lo que presupone un anteproyecto de ley. Yo no estoy acostumbrada a conferencias. Si bien soy escritora, y he escrito muchísimas más obras que muchas personas que viven de ser escritores, siempre he preferido ser quien produce la obra y no quien habla sobre todos lo que sabe o habla sobre su obra. Pero estamos viviendo unos momentos en que está siendo transformado todo el estamento jurídico de la República Bolivariana de Venezuela. 

Todas las Leyes están en cuestión, desde que se aprobó la Constitución en diciembre,  en el momento del desastre de Vargas. Junto con esa transformación y junto con ese lavado que se inició por medios de agua física en el  estado Vargas, y que se llevó por desgracia mucha gente. Asimismo, por medio del deslave ideológico que estamos viviendo, están siendo arrastrados instrumentos legales que desde hace mucho tiempo han venido confiscando los derechos de los que realmente trabajamos y producimos en la cultura. La intención y el fondo del Anteproyecto de Ley sobre el derecho de autor es una intención expresa y confesadamente revolucionaria.  Es cierto, acabo de escuchar lo que expresaba el amigo allá, y es cierto, se basa en leyes que existen, se basa en instrumentos internacionales que existen, muchos de los cuales nuestro país ha suscrito. 

La doctora Jannette generalmente hace unos buenos análisis de lo que es la Ley vigente del Derecho de autor que nos fue propinada aviesamente por el señor Ricardo Antequera Parilli, a quien no conozco personalmente, pero que es un empleado muy bien pagado por todas las empresas transnacionales que lucran con los derechos de autor de las personas en Venezuela, y que además de eso, es autor de otras tropelías semejantes como la “35I” y  del esqueleto en el cual se basan muchas leyes que son..., han sido producida por esos organismos internacionales, con el fin de poner al día todo lo que es la legislación sobre propiedad intelectual y sobre derechos de autor, concretamente, de acuerdo con la percepción y con la visión del mundo neoliberal. He comenzado a hablar así porque a mí me gusta poner las cartas sobre la mesa.  Exactamente de qué se trata. Se trata de una revolución.

Resulta que yo soy mucho mejor escribiendo que hablando y si hablo sin seguir una guía, voy a hablar demasiado, así que hice una “chuletica” con unos principios generales de la Ley de Derechos del autor y la autora y es bien corta. No soy amiga de discursos, ni de hacerlos, ni de hablarlos, sino lo que se trata es de hechos. Hay unos hechos bien concretos y es que la Ley de  Derecho de autor redactada aviesamente por Ricardo Antequera Parilli, empleado de las transnacionales, desde su vigencia en el año 1993, aprobada en plena vigencia de la IV República, desde ese momento hasta hoy, el país ha vivido una declinación sostenida en todo lo que se refiere a producción intelectual, a creación intelectual en el país. Dentro de ese período, murió suicidado un escritor a quien la IV República le sacó la “chicha” y después que ya no le sirvió para nada, lo abandono. De miseria murió ese escritor, y muchos de ustedes ya están pensando en el nombre: Argenis Rodríguez, y a pesar de que no compartí muchas de sus posiciones, es uno de los escritores más prolífico y que más sabía de literatura en este país. De esa misma desprotección de sus derechos también fue víctima Orangel Delfín, uno de los actores más extraordinarios que ha pasado sobre esta tierra y ese señor murió en absoluta indigencia, mientras que en los canales de televisión y las empresas a quien él les había trabajado, seguían obteniendo numerosas ganancias con el producto de su extraordinaria interpretación. ¿Porqué estas cosas suceden?  Sencillamente porque los derechos de autor no son considerados en la Ley de Antequera Parilli, en la cual –si es verdad que me lo dijo una vez una abogada que estuvo en el SAPI y que ya no está, afortunadamente- que otros instrumentos internacionales han sido prácticamente copiados de nuestra ley, porque Antequera Parilli hace un esqueleto y después  lo “rellena por acá” y cobra, y lo “rellena por allá” y cobra, y mientras tanto nosotros, lo que realmente lo que producimos y escribimos, no tenemos acceso a nada.

Aquí estuvimos hablando, también sobre el planteamiento –como lo dije inicialmente- de los tiempos actuales, tiempos de revolución, tiempos de neoliberalismo y tiempos de solidaridad internacional. Es necesario, es indispensable hablar de neoliberalismo, aunque a mucha gente no le gusta. Aquí nosotros hemos sido convertidos en virtud del proyecto neoliberal que ha desarrollado todos los imperialismos unidos en “mercado de libros”. Nosotros somos compradores de libros, a pesar de que la Ley de Derecho de Autor confisca nuestros derechos y se los entrega a las editoriales. El famosísimo artículo 59, que la primera vez que se lo mencioné a Monteagudo, casi le da un yeyo, por lo que odia ese artículo 59.

Para realizar este anteproyecto de ley, esta redacción, nosotros hicimos una investigación en todo el país con muchos escritores y con muchas personas del mundo cultural que tienen que ver con los derechos de autor. Esto no es un proyecto de las empresas y tampoco es un proyecto de las entidades de gestión colectiva. Es natural que las empresas y que las entidades de gestión colectiva no se sientan representadas aquí, porque esto no es para ellos. La ley que es para ellos es la ley de Antequera. Parilli, ésa sí. ¿Qué ocurre entonces en estos momentos? La Constitución Bolivariana dice que nosotros debemos proteger la Constitución, proteger los derechos del autor y de la autora.  Monteagudo debe haber hablado de eso porque él es muy  elocuente en ese sentido, porque se diferencia, y una letra diferencia el derecho de autor como un papel negociable -con el que se puede traficar y del que se puede despejar a sus dueños legítimos, a quien lo creó- del derecho del autor que es un derecho humano.  Esto es un  momento de lucha para transformación social. La Declaración Universal de los Derechos Humanos tiene 30 artículos apenas, pero el artículo 27 dice: “toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y participar en el progreso científico y de los beneficios que de él resulte”.  Ese es el primer párrafo, y el derecho de toda persona, de todo ser humano, el derecho humano de la gente a leer la novela que yo escribo, a ver la película que hace Monteagudo y escuchar la música que hace Diego Silva y a ver la comiquita que hace cualquier otra persona que sepa hacerlas. La gente tiene derecho a participar de eso. Esa es la Declaración Universal de los Derechos Humanos y además de eso, el  segundo párrafo plantea: “toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que les correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora”. Y aquí es donde encajan los derechos de autor.  Debo recordar que la Declaración Universal de los Derechos Humanos no la hicieron los comunistas. Esto fue hecho por las Naciones Unidas en el año 1948, estamos hablando de inmediatamente terminada la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos comenzaba a perfilarse como la primera potencia mundial después  que la guerra contra los alemanes nazis había desgastado las anteriores potencias, y ellos con su participación tomaron, y desde entonces, esa “bota” está sobre la nuca del mundo. Esta Declaración no fue hecha  por los comunistas, la hicieron las Naciones Unidas dominadas por Estados Unidos, Inglaterra, donde esos países tienen hasta derechos adeptos en algunos casos. Entonces, esta Declaración Universal de los Derechos Humanos está en el fondo, en el espíritu de toda la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Todas las leyes que están dentro del Territorio de la República deben ser actualizadas y  enmarcadas dentro de la Constitución de la  República Bolivariana de Venezuela y de esa raíz proviene el hecho de que nosotros consideremos en este anteproyecto realmente los derechos de autor como derechos humanos. Hace rato estaba hablando con el doctor Samán. Hay un planteamiento. Nosotros podemos agarrar todo esto y tirarlo a la basura y redactar un artículo nada más y aprobarlo como una ley, un sólo artículo y llevarlo a la Asamblea Nacional y que sea como una ley, y que diga: “Los derechos de autor son derechos humanos y sólo pueden ser propietarios de  los derechos de autor las personas naturales que crearon su obra”. Y las personas jurídicas, como no son seres humanos, no pueden tener derechos humanos. Si resulta que el Estado, tal como quiere Microsoft, que es lo que está pasando con la lucha ahorita contra la piratería, las empresas transnacionales, tanto las de cine, de entretenimiento, como las de Software, como las editoriales españolas -no se si aquí hay un representante y si están, muy bien- que han dejado por el suelo toda la industria editorial, no de Venezuela, sino de Latinoamérica; son las editoriales españolas las que tiene ese monopolio. Entonces ¿qué es lo que está pasando con eso?  Bueno, que las empresas han despojado a todos los autores de sus derechos ¿qué más aspira un escritor?  Por ejemplo, un escritor, y hablo porque ésa es mi área. Se escribe una  novela y se espera que alguna editorial se enamore de esa novela y la publiquen y se perciba un porcentaje por derecho de autor, un porcentaje mínimo  de derecho de autor. Si con ese porcentaje mínimo de derecho de autor, de los que tienen la fortuna de que los exploten los editores españoles, se puede vivir. Imagínense ustedes todas las riquezas que se van para esos países con el trabajo que nosotros realizamos. Pero no solamente eso, también le dicen a uno: “te vamos a dar 3 mil dólares o te vamos a dar 3 mil euros porque esto es de la primera edición, y vamos a publicar 3 mil ejemplares”, y tus derechos de autor pertenecen a esa empresa por “secula seculorum”, ahí ni tus hijos tienen herencia, te mueres 50 años después y después de eso siguen publicando, porque ya no tienen que pagarle a nadie. Y ocurre lo que pasó con Argenis Rodríguez  y ocurre lo que pasó con Orangel Delfín, porque hemos sido despojados. De esa manera el escritor o el artista  es proletarizado. Pueden haber escritores o artistas con postgrado  en la Sorbona, pueden hablar diez idiomas, pero desde el momento en que tú trabajas para otro que se enriquece con lo tuyo y te da una miseria, eso se llama “salario”, y estás siendo proletario, técnicamente estás alquilando tu fuerza de trabajo a los dueños de los medios de producción. Se trata de detener esa proletarización de los artistas.  Se trata de que los artistas seamos realmente libres. Se trata de que la creación libre no sea coartada por el hecho de que a un burgués que está por allá, por quien sabe dónde, que ni siquiera en su vida tal vez ha venido a Venezuela, diga que “esta novela se pública y ésta no”. Se trata de eso, y se trata de que el pueblo, de que el mundo, la gente tiene derecho a recibir los beneficios, a leer y a decidir ellos si “este poema me gusta y éste no, este ensayo me gusta y éste no”. Se trata de que haya igualdad de oportunidades y mientras todos nuestros derechos estén confiscados por las empresas, no habrá eso.

Entonces el principio fundamental de este anteproyecto de ley, es que el Derecho de Autor se considera explícitamente como un Derecho Humano. Entonces, los titulares de los derechos de autor son personas naturales. Se considera autor a la persona natural.  Y hay unos lapsos en el anteproyecto que son más bien casi una reducción en lo absurdo, porque esto si es un anteproyecto de verdad. Es decir, es algo que se va a someter a discusión, y que cada quien tendrá derecho y tiene derecho y la participación en esta reunión en función de eso, a volverlo leña, a sacarle, a ponerle y a conformar un Proyecto de Ley que sea del pueblo. Y yo no digo que el pueblo son nada más los “chancletudos” que no saben leer. Aquí el pueblo somos todos. Porque aquí en Venezuela ha sucedido, y eso mismo decía el doctor Arturo Cardozo hace años, un proceso en el cual la clase obrera, de alguna manera, mucha de su gente fue a la universidad y se diplomaron y salieron como ingenieros a trabajarle a las transnacionales, y salieron como agrónomos a trabajarle a las haciendas y siguieron siendo proletarios, porque al no tener medios de producción, venden sus conocimientos. El tema de los derechos del autor y la autora, al igual que el tema de la propiedad intelectual en general, debe ser objeto de un profundo debate ideológico que produzca una legislación acorde con los tiempos actuales, donde el neoliberalismo sea sustituido por la solidaridad global y en el cual, los derechos humanos sean la médula central de todos los intereses. En Venezuela, en el momento actual vivimos una etapa de transición entre el estado capitalista y un estado social de justicia y de derecho. En ese marco socio-político es donde nuestro anteproyecto de ley propone insertar cambios fundamentales que tiendan a humanizar las relaciones y el status socio-económico del artista, lo desproletarice y ayude a obtener una vida digna. Algunos de los principios revolucionarios contenidos en el anteproyecto:

  • los derechos del autor y la autora, tanto morales como patrimoniales son derechos humanos, por tanto no pueden ser propiedad ni directa ni indirectamente de personas jurídicas. Aun en el  caso del pase al Estado de obras para ser destinados a la educación gratuita. Esta nacionalización implica una remuneración al autor o a la autora por su trabajo. Al pasar la obra al interés público, su contenido es objeto de contraloría social, predominando en este caso el interés colectivo de la comunidad usuaria de la obra, por sobre el interés personal del mismo autor o la autora.
  • En el caso de las obras hechas bajo relación laboral o por encargo, los derechos del autor y la autora no se ceden permanentemente. El uso de la misma para fin comercial, deber ser estrictamente autorizado por el autor y la autora por un tiempo limitado, por medio de contrato registrado ante la oficina correspondiente. Igualmente se establece el derecho a liberar la obra para uso de la comunidad “copylef”.  

Hay otra cosa, un comentario que quiero hacer sobre este punto. ¿Y qué es esto de que los derechos de autor no deben tener ningún trámite? Resulta que esto le ha sido muy beneficioso a las trasnacionales, porque nosotros no registramos nada, pero ellos sí. Yo gané un concurso literario con un libro llamado Canto al hierro, y llegó un ciudadano, agarró unos fragmentos de Canto al hierro,  y compuso una obra audiovisual y la registró. Yo no registré Canto al hierro, porque entiendo, según la ley, porque la conozco muy bien, que no necesito ninguna  formalidad, pero él si tiene la formalidad. Entonces luego, yo tengo que demostrarle que esa obra es mía a una empresa televisora de Guayana, de un adeco, y yo no puedo pagar los abogados que él puede pagar ¿estamos claros?  No tengo la disponibilidad económica que tiene ese dueño de una empresa que registró “mi obra” a su nombre. Por esa razón y sobre todo, porque aquí se trata de defender más bien a los que trabajan para los demás, para dejar de ser explotados, es que los contratos deben ser firmados, registrados y con una copia para cada uno.

Ramón Domingo Valdés que participó, se sentó conmigo a redactar el anteproyecto, él llego allí porque fue comisionado por una Asamblea de Actores y Actrices de la Asociación Nacional de Actrices y Actores –la gente de Simón Pestana-, y Ramón Domingo Valdés es el hombre que más sabe de derecho conexos en el país y es doliente de eso. Bueno, él me planteaba -y yo tengo los contratos-, que aquí el que trabaja con las empresas televisoras no tiene una copia del contrato. Las televisoras hacen lo que les da la gana. El artista es un artista exclusivo de la empresa televisora,  pero cuando les da la gana no les da trabajo y no le pagan sino les dan trabajo –pagan por capítulo-, entonces las condiciones son infrahumanas. De ahí es donde proviene que es necesario que esas cosas se firmen.

  • Se establece el derecho a la contratación colectiva para quienes trabajan para terceros”. Eso no necesita  comentarios.
  • La gratuidad del registro de obras de niños, niñas y adolescentes, quienes son sujetos plenos de derecho”. En estas condiciones, considerar los derechos de autor y la autora como del interés público y el estado actual de oficio para su protección inscribe esta ley en el marco constitucional del estado social de justicia y de derecho.
  • Se define claramente a los beneficiarios de los derechos conexos, incluyendo incluso a los modelos fotográficos como intérprete. El hecho de establecer la obligatoriedad de los contratos firmados con copia para ambos y la obligatoriedad del registro que implica supervisión del Estado, viene a terminar con la práctica neoliberal de explotación contra los autores, artistas, intérpretes y ejecutantes, como una reivindicación largamente esperada por estos trabajadores culturales. Asimismo, el derecho de repetición, de rostricidad, el derecho de que la obra que interpretaron no sea amputada para eliminar su rostro, en fin, el derecho de recibir beneficios provenientes del valor agregado que la obra en la cual participaron produzca a un tercero. Se pretende evitar que sigan ocurriendo casos como el del insigne actor Orangel Delfín, quien murió en la indigencia siendo uno de nuestros más provenientes artistas escénicos.
  • Se elimina el monopolio de las entidades de gestión colectiva. Se crea legalmente la figura del “agente literario”, el derecho del autor a la autogestión y se obliga a las entidades de gestión colectiva a actualizar sus estatutos con respecto al marco constitucional.
  • Se crea un mecanismo de participación protagónica en los autores y las autoras en la política del Estado sobre sus derechos, la Comisión Nacional de los Derechos del Autor y la Autora, cuyas decisiones son vinculantes. De esta manera se amplía la responsabilidad sobre esa materia, en vez de dejarla en manos de un solo funcionario, a menudo víctima de tentaciones y presiones, a un cuerpo colegiado con participación del Estados y de los autores y autoras.
  • Se establece un archivo automatizado nacional de obras inéditas. Esto es lo que Monteagudo llamaba “el registro precautelatorio de obras”, y que ya en cierto modo, se está ejecutando por la política revolucionaria que se está estableciendo en el SAPI, por parte del Doctor Eduardo Samán.
  • Se establece un archivo automatizado nacional de obras inéditas destinado a proteger realmente los derechos de aquellos que trabajan para empresas, que utilizando tecnología de punta, podrían despojarle de sus derechos. El archivo de obras inéditas es una prueba como el mismo registro de los derechos de autor.
  • Se privilegia a las cooperativas de autores y autoras con la exoneración de los derechos de registro basados en la Ley de Cooperativas. Con referencia al software, dentro del espíritu de esta ley, son los programadores quienes disfrutan de la titularidad de los derechos y no las empresas. En este sentido, se hace justicia con unos ciudadanos y ciudadanas altamente tecnificados, y sin embargo, proletarizados y despojados de sus derechos en la actualidad.
  • Las multas se calculan en unidades tributarias, lo cual actualiza los montos.

En fin, el Anteproyecto de Ley de Derecho de Autor y Autora implica una transformación revolucionaria en este sentido que requiere indispensablemente de la participación protagónica de los creadores y de las creadoras. De la misma manera, es necesario que este anteproyecto se someta a la participación de cada uno de los involucrados e involucradas para que se blinden contra interpretaciones que neutralicen su acción, incorpore elementos que la haga mejor y elimine errores, para que sea un producto de la participación protagónica de la comunidad, incluso los usuarios y las usuarias, tal como se plantea en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Este anteproyecto, sabemos que tiene muchos vacíos. Lo hemos revisado otra vez y hemos visto –falto esto, falto aquello- . Lo cierto es que este anteproyecto ya está en la Asamblea Nacional donde fue introducido por los siguientes diputados del Bloque del Cambio, y eso hay que decirlo. Quiero que los nombres de estos diputados revolucionarios sean conocidos porque no solamente no necesitaron ni pidieron ni presionaron nada, sino sencillamente lo hicieron. Uno de ello es un árabe, es Adel El Zabayar, que es diputado por el estado Bolívar; está la diputada Elizabeth Leal, está el diputado William García Insausti y está otro diputado, lo tengo aquí en este legajo de papeles, que quiero que sea conocido porque quiero que se sepa que todo no está perdido en la Asamblea Nacional, que ahí hay gente revolucionaria. Y esto es para terminar. Lo que más dinero le da a las empresas transnacionales en estos momentos no es el petróleo, ni es el hierro, ni siquiera las armas, es la propiedad intelectual. Sencillamente, la marca de una medicina, por ejemplo, que es algo vital para la existencia, le aumenta exponencialmente el precio. Si usted quiere sacar el costo de una medicina, simplemente sácale la raíz cúbica, tal vez se acerque. Igualmente, las empresas de entretenimiento son las otras que tienen mayor cantidad de beneficios por propiedad intelectual, y luego como terceros, el pobre arruinado de Bill Gate, es decir las empresas de software. Y todo esto se debe a que los derechos de los autores que participan en la creación de esas obras que a ellos les dan dinero, han sido confiscados. A lo largo de los años han ido evolucionando todos los instrumentos internacionales que se refieren a propiedad intelectual y concretamente de derecho de autor, y han ido evolucionando en la misma manera que ha ido evolucionando la tecnología y que ido evolucionando el poder de todas esas empresas o todos esos “trost” de gente, de empresas que se benefician con la productividad intelectual, con el talento de la gente.

Es a eso a lo nos estamos enfrentando y lo sabemos. Se trata de que aquí en Venezuela, de aprobarse nuestro anteproyecto de ley, con todas las modificaciones referidas a todas las críticas que se le han hecho y a las que se le harán, producto de un trabajo colectivo. Si en Venezuela se aprueba una ley de derecho de autor donde se considere el derecho de autor como derecho humano, donde se rescate eso fundamentalmente y donde el autor sea tratado no menos que un barrendero -porque el barrendero tiene derecho por lo menos a sindicalizarse y a discutir contrato colectivo, y tiene sus derechos y cuando se va, le pagan una cantidad- entonces, la gente de talento tendrá protección. Si nosotros logramos desde aquí de Venezuela que se establezcan esos instrumentos, estaremos haciendo una revolución en el mundo, estaremos siendo una “luz de bengala” que será vista desde todo el planeta; y la otra cosa que me explicaba el Dr. Mirabal, que es el abogado que más nos asesoró en esto, es la interpretación progresiva del derecho. Aquí, el Convenio de Berna ha sido superado por otros instrumentos que se han ido construyendo. Los Acuerdos ADPIC no son la “palabra de Dios”. Los acuerdos ADPIC son la palabra de la Organización Mundial del Comercio, y asimismo, la edición 351, eso no es la “palabra de Dios”, eso es la redacción de Ricardo Antequera Parilli, y de la gente a quien Antequera Parilli le sirve.

Si nosotros iniciamos una revolución con relación a los derechos de autor, a la propiedad intelectual en Venezuela, esto va a traer “cola” y podemos dar “al traste” con una política que en el planeta Tierra está explotando más a la gente más productiva, más inteligente y con más talento. Se trata de eso, se trata de un proceso revolucionario y se trata de que en ese proceso revolucionario los instrumentos legales sean las reglas del juego por las cuales se va a regir la sociedad del futuro. Y se trata de que esa sociedad del futuro en Venezuela está naciendo desde que se hizo la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y aun muchos de los que no están de acuerdo con Chávez y los que no están de acuerdo con la revolución y que sean anti-comunista, les viene mucho mejor que se les respeten sus derechos y les viene mucho mejor que cobre más por lo suyo. Así que esto no es un problema de los “chavistas” solamente. Es bueno, en la página del SAPI pueden ver el anteproyecto, por la buena voluntad que tiene el SAPI, porque la verdad, este anteproyecto no es oficial, es de este grupo de creadores, de intelectuales que lo hicimos. El anteproyecto está insertado en www.sapi.gob.ve. Ahí se puede bajar el anteproyecto y se le puede hacer con todo el tiempo posible, todas las transformaciones, todas las críticas y ésta es sólo una de las primeras reuniones de muchas que tendremos antes de que esto sea convertido en una verdadera ley, como debe ser.

 

Moderadora: Bueno, le vamos a dar las gracias a todos nuestros ponentes y vamos a abrir el espacio para comentarios y preguntas. Ya tenemos varias personas anotadas, vamos a comenzar con el Doctor Eduardo Samán.

 

Eduardo Samán: Gracias. Buenas noches. Como en el foro anterior lo limitaron a uno en el tiempo, entonces en éste dije: “me siento entre el público que y me desquito... Mentira, voy a ser breve. El SAPI respalda este anteproyecto de ley. Nosotros lo respaldamos totalmente, aunque no lo hicimos. No lo hicimos. Esto fue hecho por un colectivo, y les voy a ser sincero, yo ni lo he leído completo, pero nada con ver algunas cosas, cosas sustanciales como la sesión del derecho, esto de que limita la sesión, que no es indefinida; de ver lo de los niños que son sujetos de derecho, donde hay una exoneración inclusive en el registro para que por ley sean exonerados del costo del registro, para que un niño pueda ir a registrar su obra. Nada más vi como tres cositas y dije “nosotros nos anotamos aquí”, porque además, esto es, por la trayectoria de cómo se hizo. Lo que pasa es que estamos acostumbrados a ver cosas que se cocinan de manera cerrada. Nosotros no cocinamos proyectos, esto es una cosa que cocinamos en el SAPI. Sino que antes aquí las cosas se cocinaban y nos daban “madrugonazos” con las leyes, pues entonces todo el mundo conocía la ley una vez que salía en Gaceta Oficial. Pero este es un anteproyecto de ley que tiene que ir a discusión, porque se tienen que dar foros, y se tiene que ir a la Asamblea Nacional y se tiene que discutir y bastante. Y yo supongo que ahora la Asamblea Nacional, también por su parte, va a iniciar con los diputados una serie de foros allá en el Hemiciclo, etc., etc., donde esto se va a someter a discusión.

Ahora fíjense, así muy rápido. Ya Andrea dijo que aquí los sectores que más generan divisas exclusivamente para Estados Unidos son los que llaman “empresas basadas en la propiedad intelectual”, esas son las empresas del medicamento químico-farmacéutico  y biotecnológico que son consorcios iguales, las empresas del entretenimiento, sobre todo televisión por cable, Hollywood, video juegos, etc., etc., y la industria del software, son empresas que le generan mayor ganancia, divisas a ese país. Y entonces nosotros vemos porqué tenemos leyes nacionales, leyes supranacionales, una docena de tratados internacionales, porque hay más, hay como 20 tratados internacionales, hay todavía como media docenas que están en discusión, tenemos el ADPIC, tratados vinculantes de la Organización Mundial del Comercio en Propiedad Intelectual, y en el ALCA, de nueve grupos de negociación, uno sobre propiedad intelectual. Entonces ustedes se pueden imaginar lo que es la propiedad intelectual para las potencias, para la potencia que nos está dominando. Y en el ALCA se ve como hay un grupo de negociación de propiedad intelectual y no hay un grupo de negociación en ambiente, cosa que llama la atención, siendo tan importante el ambiente para  el comercio internacional. Sin embargo, no hay. Es en propiedad intelectual porque es ir más allá del respecto que ya está establecido en la propiedad intelectual, porque aquí no estamos tratando de desconocer o irrespetar, todo lo contrario, aquí estamos exaltando lo que son los derechos, los derechos de autor. Ahora fíjense, se despliega una campaña orquestada en Estados Unidos por el Departamento de Comercio y Seguridad de Estados Unidos, que se llama “Stop a la Piratería” o “parar la piratería”, y nosotros nos hemos opuesto a esto, y nos hemos opuesto a la palabra “piratería”, que se nos catalogue de “pirata”, porque piratería deja de ser sinónimo de “copia ilícita”, o sea, la copia pirata deja de ser sinónimo de copia ilícita y pasa a ser sinónimo de “baja tecnología o de tecnología menos avanzada”. Por ejemplo, los discos míos, que yo canto y hago un “disquito” quemado en mi computadora, que es mío y que no es ilícito, pasa a ser “pirata”, porque entonces “pirata” pasa a ser todo lo que no sea producido por la tecnología de punta, por las grandes empresas multinacionales, etc., etc. Y en la actualidad, las empresas multinacionales catalogan a las empresas que producen genéricos como “de pirata”, siendo estos medicamentos producidos totalmente legales, o sea, son medicamentos lícitos. Sin embargo se cataloga como “piratas”. Y entonces, te acuñan un término de que tú eres pirata, de que lo que no venga de las grandes metrópolis es “pirata” y entonces nosotros terminamos siendo “piratas”. Y aparte, Interpol, la semana pasada da una rueda de prensa donde vincula la piratería con Al-Qaeda. Dice: “grupos vinculados a la piratería dan financiamiento a Al-Qaeda, y a los grupos irlandeses terroristas”. Así, piratería y terrorismo son sinónimos. Entonces el Departamento de Estado está creando un Plan de Intervención en Latinoamérica como el Plan Colombia, usando los mecanismos de certificación de los países. Ellos tienen la certificación antidrogas, la certificación ambiental, no sé que más. La certificación de los derechos de propiedad intelectual que son las listas de observancia y la especial 301, y el tráfico de blancas y este tipo de cosas, a través de las políticas de certificación. Entonces, está armado un Plan Colombia pero usando como excusa el problema de la piratería. Se hace énfasis sobre los que se dedican a la piratería en la triple frontera en Brasil, Paraguay y Argentina, entonces para generar un foco ahí en Sudamérica de un Plan Colombia, exacto, pero usando la piratería. Y por ahí están entrando, y entonces se plantea hacer una ley antipiratería. Fíjense lo que pasa, la historia va a calificar esto como “traición a la patria”, de toda la gente que está metida en esto de esto de la ley antipiratería. ¿Qué hay detrás de la ley antipiratería? Que ya es una ley en Colombia, la Ley 263. Es una ley que modifica la declaración del Impuesto sobre la renta y obliga a la gente bajo juramento, a todo el mundo que declara impuesto sobre la renta, a poner ahí en la declaración bajo juramento: “que no usamos ningún tipo de ilícitos”, que no usamos ni software piratas, ni absolutamente nada, y con ello se autoriza a los funcionarios del Estado a entrar y a verificar que esto no sea así, o sea que toca el problema de la privacidad también. Eso se hizo en Colombia y en Brasil también, por supuesto, antes del gobierno de Lula, y ahora se pretende hacer en Venezuela. Y detrás de eso está una industria de Software muy poderosa que estuvo haciendo “lobby” por el Sapi y entonces, la mandamos a lavarse el “paltó”, y entonces ahora está entrando por otro organismo del Estado, y están buscando una ley supuestamente antipirata. Una ley que de la noche a la mañana nos convierte a todos en delincuentes, todos nos volvemos delincuentes. Y yo quisiera saber cuánta gente por ahí o en qué empresa un programador no usa una copia o algo así. No se trata de no luchar contra esos ilícitos porque en realidad estamos de acuerdo en hacerlo, pero se quiere usar al autor para plantear que la piratería desestimula la producción intelectual, y que la culpa de todo es absolutamente de la piratería, cuando sabemos que lo que desestimula la producción intelectual es una legislación que despoja de sus derechos a los autores. Bueno, muchas gracias. 

 

Moderadora: Le damos la palabra a Diego Silva. 

 

Diego Silva: Quiero puntualizar algunas cosas. En principio lo del derecho de autor, persona natural, eso es una cuestión irrenunciable. La creación es un hecho absolutamente personalísimo, aun cuando hay acciones colectivas también de creación. Eso es bueno que se lo digan al actual Ministro de Cultura que prohibió todo proyecto que sea representado de manera personal. A mí me dijeron que yo era persona, que representaba un interés personal, mío, y yo dije –bueno mis intereses son colectivos porque normalmente yo no tengo ni siquiera honorarios-. Pero según este ministerio, yo tengo que crear una fundación o una empresa o una cuestión jurídica, así que ya tenemos en el Estado oficial una institución que niega “lo personal”. Ahora fíjense, una pregunta que quiero hacer. Yo sigo insistiendo, como me estoy enterando de este proyecto de ley y usted tuvo la amabilidad de enviármelo, y agradezco y se lo dije a la Asamblea, y me la he estado estudiando, y la he consultado con otros autores, con compositores, porque hay posturas diferentes. Hay quien hace una música y quiere a lo mejor venderla. Estoy seguro que Sergio Pérez, cuando compone una canción lo que quiere es que pegue en la radio. Pero yo cuando escribo una música, yo no estoy pendiente que pegue en la radio, yo busco un hecho más trascendente en todo caso, y las obras mías no van a pegar en la radio, además ¿quién va pegar una obra de 20 minutos o de 15 minutos? O sea, nosotros no somos superiores, no somos especiales pero yo le doy un sentido utilitario, diferente a esto. Entonces, estos compositores con quienes yo me he consultado, les he hablado de la ley, nosotros nos preguntamos algunas cosas. Por ejemplo, vuelvo a insistir en la pregunta ¿si eso está reglamentado? ¿si eso va a hacer un código? ¿si eso va a tener un código ético? Cuando dicen que “prevalece por encima del autor, de la comunidad” -perfecto-, “por encima de toda la sociedad y la vida del hombre”, eso está bien. Ahora, “liberar las obras para uso de la comunidad”, también pregunto: ¿hay un reglamento? ¿Cuándo? ¿Cómo? Yo di el ejemplo de Antonio Lauro, di el ejemplo de Alirio Díaz, di el ejemplo de César Rengifo, cuya familia está en una situación bien dramática económicamente. Yo hago preguntas. Luego hay una pregunta que me llama la atención. Aquí se habla de la gratuidad del registro de los niños, pero yo -por ejemplo- que ya no soy niño o creo, me informa usted que las personas que están afiliadas a cooperativas tienen el derecho a la exoneración, pero fíjense que yo le comenté también y lo he hablado con muchos músicos y compositores y me he dado cuenta que casi el 80% no va a tener estos beneficios. Yo estoy en una cooperativa por el único y sencillo simple hecho de que uno como que tienen ese bacalao, que uno cree en la redención, en las luchas sociales, y yo si creo en eso, y la cooperativa que yo tengo hasta ahora lo que nos genera son pérdidas. Para decírselo honestamente, nosotros nos hemos podido todavía autofinanciarnos. Hace poco me regañaron porque hice mal un presupuesto. Pero no todos los compositores tienen esa disposición de asociarse en cooperativas. Me dijo Monteagudo que ustedes también pensaron en la posibilidad futura de que esos registros se hicieron en Internet, con un código, algo así similar. Pues fíjense en una dinámica que se da entre los compositores. Por ejemplo, generalmente yo registraba una obra antes de hacerla de conocimiento público. Hoy en día me es muy difícil y las he presentado todas. Yo me limito al programa de mano y a las grabaciones para reclamar mi derecho en cualquier instancia, a los solistas que tocaron mis obras y a los directores que tienen la partitura. Es decir, esos son hechos que me hacen dueño irrenunciable de esos derechos. Ahora, lo que sí les quiero decir es que yo tengo que registrar ahorita -aprovechando aquí la cuñita-, como 30 obras orquestales, en serio, de hace aproximadamente 10 años, y eso me cuesta un “realero”. A ver si me exoneran porque a mi no me da plata el Estado ni yo vendo nada. Es en serio. La mayoría de los autores como yo, no tenemos respaldo estadal. De hecho quiero que sepan que las orquestas sinfónicas venezolanas no tocan la obra del venezolano, por lo tanto nos niegan el derecho al trabajo y nos confiscan el derecho de autor. Pero esas son preguntas, porque yo sigo pensando en el discurso de la señora Coa, y en el discurso de Samán, que hay una actitud propia al cambio revolucionario que este país en este momento está proyectando, y en esa yo me anoto. Sin embargo, vuelvo a repetir, lo que muchas veces enarbolamos como una bandera de lucha por las comunidades, lo pueden aprovechar también otras personas si no se reglamenta. Allí es donde a mí me preocupa, no en el hecho de que las cosas tengan un sentido social, sino cómo lo va a tener, que es donde yo no he encontrado respuesta. Me estudio la ley y no encuentro el reglamento. Esa son preguntas. Otra pregunta. Yo me la paso peleando con SACVEN y aquí está este señor que puede corroborarlo. Yo hace poco me metí ahí en una reunión y les dije: “si no me dejan entrar renuncio, y ustedes son los que pierden porque yo soy un genio”. Yo soy así a veces. Es decir, yo me la paso peleando con ellos, no es mentira. Yo peleé con Bello y le dije: “tu no sabes nada de eso”. Pero hay una cosa que yo tengo que decir en honor a la verdad, nunca en mi vida me han monopolizado una obra, gracias a ciertos apoyos. Por ejemplo ¿Cómo va Diego Silva, “persona natural”, a defenderse? Fíjense, yo soy natural de Caracas, pero además soy natural en muchas cosas. Yo intenté detener un atropello en el Canal 8, en el Canal del Estado, entonces me dicen: “no, pide cita”. El atropello me lo estaba haciendo al aire, se estaba lucrando una alcaldía de mi trabajo, una alcaldía revolucionaria, por cierto. Entonces yo, Diego Silva, cuando llamé, no me hicieron caso y me dijeron: “Pero, ¿quién eres tú?” Entonces yo fui y reclamé en SACVEN y les dije: “si ustedes no paran este atropello, yo renuncio a SACVEN”. Estaba usted en la reunión ¿verdad? Yo no debía haber hecho eso porque es un chantaje de mi parte, y lo reconozco y les pedí disculpas a ellos después que se arreglo el problema. Pero es que yo no tenía la posibilidad de defenderme. Yo estaba indignado de lo que estaban haciendo esos señores, tanto la gente de esa alcaldía como del canal. Y gracias a la intervención de esa entidad de gestión colectiva, se pudo detener el entuerto. Acto seguido yo inicié acciones legales, y gané la pelea, porque yo sí aprendí sobre mi derecho de autor porque no es propietario el que me contrata, sino que yo le doy una licencia de uso y reproducción, le especifico el área en particular: video home, televisión, radio o reproducción fonomecánica. Si me la pone en otro espacio, lo demando. Si la demanda tarda, no importa, ya les dije, el canal 2, una gran empresa, y me dijeron: “demándame”. Y yo inicié el proceso, y al año me llamaron, porque yo me metí con Estados Unidos, y les dije: “ustedes son unos delincuentes porque vendieron lo que no es de ustedes, y yo voy a llevar el caso a Estados Unidos porque eso es mío y lo voy a reclamar es allá”. Se dieron cuenta que allá si son delincuentes. Entonces me llamaron y me dijeron: “cómo hacemos” y dije: “vamos a hacer un arreglo, un arreglo para mí, leonino a mi favor porque ustedes ya cometieron el delito y voy a hacer uso de la ley”.

Lo que quiero decir es que debemos hablar de las entidades de gestión colectiva. Quiero que sea pública la discusión. Yo llamé a Monteagudo y le dije: “a mi me gustaría que habláramos del tema SACVEN”. Por ejemplo, yo tengo afiliado a SACVEN un montón de años, nunca he tenido inconvenientes. Cuando se habla de: “monopolio de entidades de gestión colectiva” -y conste que vivo peleando con ellos-. Yo peleo con ello por muchas cosas y son peleas fuertes, y a veces no me quieren ni ver cuando voy para allá, pero cuando se habla del monopolio de la entidad de gestión colectiva, allí es donde yo quiero que me expliquen , porque yo tengo las obras allí, ellos me cumplen una función. Les voy a explicar una: se toca una obra mía en España varias horas y ellos me representan en la defensa de mis derechos. Porque yo no tengo los mecanismos, así como usted no tenía los honorarios para pagar un bufete y poder afrontar una empresa con poder como una televisora, yo tampoco tengo los mecanismos para hacer que en España una sala, una gente que se lucró de mi trabajo, porque cobraron entrada y se beneficiaron una obra, y entonces yo sometí la consideración a estos señores, hicieron todos los trámites, un día llamaron, me dijeron: “mira, si pagaron, depositaron ESGAE y aquí está lo que te corresponde. Y como yo les meto lupa, entonces yo reclamé y me mandaron al departamento, pero: “¿por qué me toca esta cantidad a mi? ¿Cuánto entró aquí en dólares o en euros, y cuánto me dan ustedes a mí?” Yo lo reclamo. Yo estoy a favor de la contraloría social en todas las áreas, de hecho. Me retiro de la palabra hoy para que no digan que los atropello, pero es que a mi me desespera. Yo estoy en una asociación de contraloría social con los compañeros del colectivo, también “Pueblo Soberano” y si hace falta hacer una contraloría social a SACVEN, yo me pongo a la cabeza de eso. Tengan la seguridad que eso hay que hacérselo a todo el mundo, pero creo yo que la existencia de una entidad de gestión colectiva que tiene tantos años, me parece y que me demuestren lo contrario, preferiría que fuese transformada y adecuada al nuevo proceso revolucionario, es decir a la Constitución actual, a que esa entidad sencillamente desaparezca porque hay una cantidad de convenios de reciprocidad internacional de los que nos podemos beneficiar, no en el sentido de esas personas que nombra Antequera Parilli, yo no puedo nombrar porque no soy jurista, no soy legislador, también desconocían que él representaba a la Motion Picture, a Disney Word. Hasta donde sé, mis litigios, los que yo he tenido, los he llevado yo, yo he buscado el bufete, lo que he buscado es el respaldo institucional de SACVEN; y jamás en mi vida me han puesto a mí a hablar con Antequera Parilli, y he logrado sacar adelante mis reclamos. No siempre que uno reclama, uno no siempre está buscando: “¡págame lo que me debes! ¡Dame los reales!, ¡no!” Yo siento, me siento más alegra cuando digo: “viste que te prohibí que tocaras mi obra, ahora no lo vas a tocar, porque eso es mío”. 

 

Virginia Pérez Pérez: Muchísimas gracias. Mi nombre es Virginia Pérez Pérez, y aunque estoy aquí a titulo personal y mis opiniones son absolutamente personales, yo trabajo en el Ministerio de Relaciones Exteriores, y estoy trabajando con propiedad intelectual. Ante que todo quisiera agradecer al SAPI por la organización de esta reunión, agradecer también a los autores del proyecto, porque es una iniciativa muy loable, y a los expositores; pero muy especialmente a los análisis, artículo por artículo que hicieron los últimos ponentes, porque eso nos ayuda a llegar directamente a lo que es el meollo y la esencia del proyecto. Yo quisiera hacer unos comentarios muy rápidos. El proyecto tiene ideas y en general es un excelente paso para adelantar en pro del derecho de autor, sobre todo en la cuestión que tiene que ver con la contratación. Porque la idea que creo haber entendido de la lectura del anteproyecto, o del proyecto, es que se trata de evitar, a partir de los contratos, se vulneren los derechos inalienables del autor, y esto está muy bien, porque la idea es humanizar lo que teníamos -que no es bueno-, pero no todo es malo, porque el señor Silva lo ha dicho, que él ha utilizado este instrumento y se ha defendido. Entonces, nosotros tenemos que diferenciar dos cosas: una es la protección de los autores que son venezolanos, que son de nosotros, que no tienen recursos y no son de ninguna empresa trasnacional; y no vulnerarles los derechos. Otra cosa son los intereses trasnacionales que hay que evitar, y hay también que evitar confundir. Yo quisiera que en Venezuela existiera una Ley de Propiedad Intelectual que vinculara lo industrial con el derecho de autor, pero lamentablemente no es así. Entonces en este caso tenemos que ser muy claros con los conceptos, porque yo he visto que se están mezclando conceptos de marcas de invenciones, e incluso con derechos de autor, aunque en esencia es una cuestión de la creatividad humana, pero eso no es bueno para la creación de la ley. Entonces por ahí tenemos que empezar. Tenemos que hacer algunas parcelas con una unión general de todo el proceso. La otra cuestión que yo creo, y es válida y la apoyo, es la lucha contra la explotación, el manejo que han tenido las industrias disqueras. Pero en el intento de impedir esto, no podemos vulnerar el derecho de los autores que no tienen dinero, que son lo más explotados; y otra cosa que hay que diferenciar es esta lucha contra la lucha de lo que usted mal llamó “piratería”. Porque nosotros cuando hablamos incluso de “piratería”, creemos que: “yo estoy contra la piratería o vamos a defender a los buhoneros”. No. Fíjense, en la ley no dice nada que proteja a los buhoneros, porque los buhoneros son como los autores, los eslabones más débiles de la cadena, porque el buhonero trabaja 12 horas al día y gana de 200 a 300 por cada disco. Entones no hay la forma de atacar al que realmente es el pirata, al que maneja la tecnología y al que se queda con esos recursos. Entonces, nosotros queriendo atacar a esas grandes trasnacionales, estamos dañando a dos sectores vulnerables de la población. El señor Hernández hablaba de que hay que obligar a las disqueras a realizar una serie de arreglos, pero el Proyecto de Ley no dice nada de esos arreglos, porque yo eso lo busqué con una “lupita” y ahí no dice nada. Entonces una cosa es el discurso y otra cosa es lo que está en la Ley. A mí si me gustaría ver esa idea del señor Hernández –que creo que se fue-, en blanco y negro, en “negritas”. Además, hay un sector que no está tratado en el proyecto, y que me gustaría que lo pudieran incluir. El proyecto de ley no dice nada para limitar la difusión de música, de obras que atentan contra los valores morales, incita a la violencia y daña la cultura. Allí no hay nada, y además no estamos protegiendo a los niños. Porque entonces estamos produciendo cosas como una canción de un grupo –a lo mejor a ustedes les gusta-, que se llama Vagos y maleantes, que incita al sexo, a la violencia, a la violación. Otra cosa, ¿qué hay en la ley para evitar que el mismo Estado viole los derechos de los autores? El señor Diego Silva lo dijo. A él, el Estado le ha violado sus derechos, y entonces nosotros, como entes estatales tenemos que velar también y ustedes, los autores y los que ha elaborado esa ley, para que el Estado, en un momento dado, no viole, ni los funcionarios públicos, violen los derechos de los autores venezolanos. Entonces, allí hay que trabajar un poco más y con más acuciosidad. La otra idea es de la confiscación. Yo entiendo que se trata de preservar ese patrimonio, pero si no redactamos bien ese artículo, corremos el riesgo que más adelante, a un autor se le despoje hasta de sus derechos morales, que como usted mismo lo señaló, “es un derecho humano fundamental”, entonces estamos contradiciendo un precepto constitucional, porque la Constitución incorporó la declaración de derechos humano, y entonces este proyecto tiene un pequeño vicio de inconstitucionalidad. La otra cuestión que hay que entender más adelante, y que me encanta saber que todos vamos a participar, vamos a dar opiniones para mejorarla y para incorporar una mejor protección a los autores, a los intérpretes, a los compositores. Y además, esto hay que diferenciarlo, porque estamos tratando a todo el mundo igual, los estamos metiendo en el mismo saco, y no son iguales. Para empezar, deberíamos llamarlo “de derecho de autor y derechos conexos” para incorporar a los ejecutantes que no son los creadores de la obra. Entonces eso hay que diferenciarlo. Y así, una serie de cosas que son importantes. Por ejemplo, la idea del registro, y usted lo dijo muy bien. Mi mamá es una anciana y mi mamá es una autora, ella crea ¿por qué mi mamá tiene que pagar derecho de registro, si mi mamá es una ¡pobre mujer que no recibe nada? Entonces, vamos a exonerar a los niños, a las niñas, a los ancianos, a las ancianas y a todos los autores, porque lamentablemente, los autores venezolanos no reciben absolutamente nada, sobre todo -como lo ha dicho el señor- los que tratan y trabajan con la verdadera cultura popular. Hace unas pocas semanas estuve en el SAPI y había un autor de música llanera. A ese señor, todos sus derechos han sido violados, y el señor decía que la venta de sus discos en la calle lo afectaban. Entonces, vamos a considerar a este señor. Yo no les digo vamos a proteger a Shakira, no me interesa, pero protejamos a la música llanera, porque el mismo presidente Chávez lo ha dicho muchas veces: “tenemos que proteger a los valores nacionales”. Y para terminar, quisiera llamar la atención. Afortunadamente amigo Samán, yo quisiera decir que “ambiente” no está en la Organización Mundial del Comercio, porque países como Venezuela y países en desarrollo han dado una dura lucha contra países desarrollados, para que no nos metan ambiente y nos controlen hasta en eso en esas organizaciones internacionales. Ambiente no está, no por ellos, sino por nosotros. Ni ambiente ni trabajo. Son los países en desarrollo los que sacaron estos temas o han tratado de sacarlo en la medida de lo posible del ámbito de esa organización. Muchísimas gracias. Gracias a ustedes por preparar esto y me encanta que estén abiertos a mejorar muchísimo más este proyecto. Y para nosotros, del Ministerio de Relaciones Exteriores, que vamos a tener que defender las modificaciones que haya después qué hacer a los tratados internacionales, nos gustaría seguir participando en estos foros. Gracias.

 

Julia Tarazona: Soy docente. Son observaciones puntuales en cada una, y en vista de la limitación del tiempo. Soy trabajadora y protectora hace 17 años del niño, de la creación del niño. He encontrado problemas importantes, como que el niño es un trabajador de los padres, un obrero. Trabajo en el Páramo el Tamá, estado Táchira con el proyecto Febarte -Fe en las artes- y es terrible el desastre que se hace. Eso es para horas hablar sobre la creación y el maltrato que hay en los niños. Otra cosa son las audiovisuales. En la primera, Jannette habla de las audiovisuales y se dedica a las audiovisuales, y son siete áreas artísticas y las audiovisuales tienen una cantidad como es la fotografía, el cine, la televisión, la informática, la radio, el video, etc., etc. A mi me gustaría ver en el proyecto –y felicito a la señora que esta trabajando en el proyecto-  que se tomen en cuenta bien todas las artes audiovisuales y que se tomen en cuenta las siete áreas artísticas. Las siete áreas artísticas que son: diseño, audiovisual, artesanía, artes escénicas, música, artes plásticas y literatura. Entonces se empecinan en hablar solamente de una o dos y me abandonan los demás. Es muy importante que en ese proyecto se destaquen minuciosamente todos los géneros de cada área artística, que son muchos, son más de siete géneros que contienen cada área. Otro detallito. Tenemos mucha ignorancia en todos los niveles, pero en las artes es básico ¿por culpa de qué? De un sistema educativo que no ha servido, ni sirve, que no toma en cuenta las áreas. Ustedes supieron las luchas que he mantenido entre las siete áreas artísticas a los diseños curriculares de Venezuela y no ha sido posible. Hay algo que muy interesante que dijo el señor Diego Silva: “aprender a usar la ley”. No leemos la legislación que corresponde. Ahí tenemos el primer pecado, no la leemos. Si no la leemos y sino la interpretamos, no la aplicamos, y arrastramos miseria a través de los años de vida, sufriendo las consecuencias y nos ponemos sentimentales sabiendo que esa es la enfermedad grave que tiene América del Sur, ¡sentimentalismo¡ y por eso Estados Unidos nos tiene aplastados. Otro detalle: “hay que mejorar”. Dijo la señora Coa. Es una frase tremendamente interesante. “Hay que mejorar”, “hay que hacer las cosas”, “hay que dejarnos de sentimentalismos y de miedos”. Gracias a la señora que ya empezó con un equipo de trabajo a hacer. Y hay que someterlo a toda publicidad, y hay que mejorarlo, y hay que hacerlo, y no seguir tratando y maltratándonos diciendo “esto es del CONAC”, “esto es de allá”, “esto es de acá”, “esto lo hizo”, “esto no sirve”. Es que no sirve nada. En Venezuela no se ha hecho una legislación cultural, ni en América del Sur. Tenemos que luchar por eso. Unirnos para lograr la Legislación Cultural en América del Sur. Andrea Coa habló de la contraloría social. Eso es fundamental, es primordial. Bien dejémoslo así, antes que me digan que ya no tengo tiempo. Gracias. 

Moderadora: Vamos a darle la palabra a la doctora Jannette Camero porque ella tiene que irse y nos quiere aclarar algunos puntos que creo que son importantes para todos. 

Jannete Camero: Gracias. Cuando hablé de audiovisual, hablé de programas de computación y de las obras cinematográficas en el sentido de la sesión ilimitada que se hacen en derecho. Por legislación, cuando hablamos de audiovisual, hablamos de arte visual, hablamos de obras musicales. Comprendemos todos los géneros. Eso nos lo la ley por Derecho de Autor, por la 351 y por el Reglamento, donde se definen -como les dije- todas las obras y genio. Empezamos por libros, folletos, arquitectura, artes plásticas, artes aplicadas, músicas, -en tal caso son producciones fonográficas-, artes visuales, -que está el video, está la televisión por cable, televisión abierta-, lo que pasa es que son términos que normalmente, cuando hablamos de derecho de autor, están concebidos en el mismo término. En ningún momento hemos intentado discriminar ninguna, porque sabemos que todos son tan importantes, una como la otra. Y si se puede, se tomará en cuenta porque el nuevo proyecto se pueda definir o se pueda mencionar cada uno especifico, si eso va a mejorar el entendimiento y la comprensión de la nueva ley. Para eso estamos, para mejorar, -como usted dice-, para hacer los cambios. Esa era básicamente la aclaratoria.  

Ana Mary Barros: Quería hablar con respecto a las creaciones o las investigaciones científicas. Hay una persona que se ha dedicado durante casi toda su vida a investigar y a escribir, y a dar clases en la universidad y todo su trabajo lo pasa a la biblioteca de la universidad y se lo publican. Su sueldo, el sueldo de la universidad misma, está metido allí en la biblioteca para que le saquen todos los libros ¿qué pasa? Han venido sacando y sacando los libros. La persona muere, y ahí se acabó todo. No se ha sabido qué ha pasado con los libros. No se ha sabido más nada. Quisiera saber de qué manera se puede salir de esto. Gracias. 

 

Carlos Suárez: He tratado de escuchar la intervención de los compañeros que integran el panel y de los otros amigos que se nos han acercado, y creo, como atinente puntualizar lo siguiente. Primero, me siento muy feliz, así es la palabra, exactamente, porque a partir de un colectivo -Colectivo Cultural Pueblo Soberano-, generó una discusión amplia que incorporó a una cantidad de compañeros, amigos, ciudadanos, compatriotas, revolucionarios, camaradas; todas esas palabras que tienen tanto significado, hoy nueva dirigencia. Uno se llena de satisfacción, no para agradecer a nuestros funcionarios de que estén acá, creo que es su deber estar acá. Pero el hecho de que estén acá no puede dejarse pasar de manera desapercibida sin comentarlo. Creo que es un signo de estos tiempos, nos que nos están rindiendo cuentas, sino de que están participando, construyendo, intentando con sus aportes y sus experiencias a esto que va a ser una conciencia de un colectivo para que esta ley, no sea  producto, al estilo de la IV República, de cenáculos, de componendas entre algunos grupos de intereses y que donde siempre terminan privilegiándose de uno de esos grupos de intereses. Eso como para saludarlos y como nota distintiva de lo que uno percibe y siente. Pero también hay una nota que me parece distintiva de esta discusión. Uno percibe que es a partir de los derechos de autor o derechos de autora, que se genera la discusión y el entramado lega, es decir, un derecho humano, es decir, un derecho que a mi se me aparece como un derecho individual y yo creo, y a mi también me aparece como que la cosa es algo de lo que decía la compañera, Andrea Coa, algo que tiene que ver con lo que decía Samán. Observemos a lo que estamos enfrentados en esta lucha. Así como hay un Plan Colombia para las cuestiones estas del dominio territorial y del espacio, aquí están empezando a aparecer y ya, desde hace rato, en estas cuestiones del ALCA y creo que esta noche no escuché esa cosa del ALCA con fuerza y con dureza, y para poder enfrentar eso ¿cuál sería el cambio de paradigma que yo tengo que plantearme en mi lucha? Es la defensa de un derecho individual, el derecho de autor, que llega hasta alguna deformación que yo, por supuesto, también reconoce la lucha individual de cada uno, de un creador por defender su derecho, pero ¿ahí, en ese coto, está acotada nuestra lucha como colectivo? Yo creo que es reivindicar los derechos de nuestra comunidad, de nuestra gente, de nuestro pueblo. Así como reivindicamos el uso de las aguas, el uso del aire, el derecho inalienable a esos elementos esenciales de la vida. Creo que habría que arrancar de ahí la discusión. No sólo por la naturaleza del poder con el cual estamos enfrentados, que negocia y comercializa, como lo señalaba Alberto, es decir, comercializa basura y alimenta con basura a nuestra gente. Entonces ¿qué es lo que pasa con este mundo de las ideas, de la creación? Creo que habría, y con esto termino, en primerísimo lugar de la discusión, como un cambio de paradigma como se estila decir, los derechos de la comunidad a poder elegir, porque también desde mi pobreza ¿qué puedo elegir? Pobreza, nada más. En cambio, si yo estoy ricamente informado y ricamente formado, creo que mis capacidades de elección son otras. Este punto de los derechos de la creación, que no niego como punto de referencia para el inicio de una lucha, pero creo que hay que incluir, como cambio de paradigma, insisto, de los derechos de la comunidad, así como al aire, a la alimentación, a la soberanía alimentaria. Reivindicar la soberanía sobre los productos culturales. Eso es todo. 

Jannete Camero: En cuanto a la pregunta de la universidad. Si fue una funcionaria o un personal de la universidad, un profesor, hizo las investigaciones producto de su trabajo, de su tiempo, de los materiales de la universidad, por el fulano artículo 59, bajo relación laboral, el producto de su trabajo queda cedido a la universidad y la universidad es quien explota ese derecho. De todas maneras permanece el derecho moral, el derecho a ser reconocido, pero hay la posibilidad de que los herederos puedan mediar a un acuerdo extrajudicial con la universidad. Pero siempre va a prevalecer la intención que tenga la universidad de reconocer la autoría de ese trabajo. Lamentablemente cuando trabajamos en un sitio, estamos utilizando las horas de trabajo por las que me pagan, recibo un sueldo y toda la data, toda esa información viene de ese sitio donde laboramos. Por ahí es que hablamos del artículo 59, “bajo relación laboral o por encargo”. En este caso no fue por encargo peor hubo una relación laboral que permitió que ese profesor, ese personal pudiera hacer ese tipo de investigación, tuviera un resultado y que a la final, le queda a la universidad como producto de la universidad. 

Alberto Monteagudo: Lo curioso es que la ley que en ese punto observa o reivindica a un creador, trabajador a la vez, es la Ley del trabajo, que habla de aquellas mejoras que hace un operario, por ejemplo, se le reconocen como válidas para un reconocimiento en “especies”, digamos, y la Ley de derecho de autor no lo tiene. Eso es lo insólito. Que es una ley que debe ser progresiva y es regresiva con respecto, inclusive, a una ley que existe que es la Ley del trabajo. En el caso eso le digo que existen muchos profesores, ya avisados en eso, que hacen pacto en contrario,  que antes de hacer un trabajo lo pactan de manera que el beneficio se reparta de manera más equitativa, porque evidentemente la persona o la entidad que le presta al investigador una serie de instrumentos  o la empresa, etc., evidentemente genera un derecho también. El asunto es que la ley seas equitativa y que le reconozca a uno y a otro. El artículo 59 simplemente es rapaz, no le deja posibilidad. 

 

Diego Silva: Un contrato, termina por hacer cumplir la ley o por hacer pacto en contrario, como me pasó a mí que durante muchos años nadie quería trabajar conmigo: “no, no te traigas a Diego Silva para acá”. Porque yo siempre les di contratos muy específicos. En ningún contrato mío, desde hace catorce años existe la figura de derecho de autor. Saqué eso. Existe la palabra: “licencia de uso”. Entonces yo otorgo una licencia de uso para un área específica, aunque me contraten, y si no lo quieren así... Porque un contrato es un acuerdo entre dos partes y no una imposición, que fue lo que me quiso hacer ahora la orquesta Sinfónica Municipal, entonces no lo acepté. Y entonces les dije: “yo voy a incumplir esto, porque no lo he firmado y porque es inconstitucional”. Pero es bueno que la gente sepa, que ya, en este momento, aun cuando la  otra ley, el anteproyecto que se está estudiando no ha sido aprobado y no se ha derogado el artículo 59 que es realmente oprobioso, hoy en día uno puede hacer, y lo único que le queda al contratista -a quien nos contrata, al patrono, algunos le dicen “cliente”- sencillamente decir: “no te contrato”. Y a uno asumir: “bueno, no me contrates”. Pero si eso se hace colectivo, si esto se hace vox populi, de que tenemos ese derecho de hacer pacto en contrario y poner limitaciones y ser bien estrictos, y no es que eso sea la cura -la cura es una ley nueva- pero es un paliativo para que mucha gente no se siga dejando fregar.  

 

Alberto Monteagudo: le quiero decir a Diego que en la cooperativa el Círculo de tiza, nosotros tenemos a Juan Carlos Núñez como miembro de la cooperativa y él puede testimoniar el respeto que le tenemos nosotros a su trabajo como músico, que ni siquiera Román Chalbaud tiene la capacidad legal -y Román lo reconoce como otro gran creador de una gran ética- para tocar su música, para modificarla de ninguna manera en el montaje sin el permiso de Juan Carlos. Quiero decir que habemos personas que aunque estamos en otro género, somos solidarios con el creador n cualquier género que esté. 

 

Andrea Coa: Yo quería más bien referirme, más que a los detalles que tienen que ver con la ley actual, a algunas interrogantes que tengo aquí anotadas que hicieron algunas personas. Sin embargo, no es una propaganda comunista lo que voy a hacer. Cuando estaba haciendo la investigación sobre derecho de autor, iniciándola hace muchos años, hablé con el doctor Arturo Cardozo, abogado, historiador, internacionalista y él me dijo: “Andrea, ¿para qué yo voy a registrar mis derechos de autor?” El es autor de la Historia contemporánea de Venezuela, en varios tomos. Y él me decía: “a mí me interesa que la gente lo copie, que la gente se entere, y listo. Y a mí no me importa nada”. Con Cuando vengan los marines, hay gente que ha ganado premios, lo han publicado en revistas, en periódicos, lo han vendido, y a mí lo que me interesa es que sea la lucha, no la publicidad para mí. Es la lucha contra el imperio. En este caso tenemos el interés individual y el derecho que tiene la persona de defender su propio interés individual, su propio bolsillo, porque resulta que los artistas y los escritores y los cineastas, también comemos y nos gusta comer de lo que hacemos, en vez de tener que hacer otra cosa. Estemos claros. Entonces, está presente el derecho de la gente a tener remuneración justa y digna por su trabajo, y por otro lado, también el derecho a nosotros donar nuestra obra si nos da la gana, pero eso sí, yo quiero que Cuando vengan los marines lo publique cualquiera, lo haga cualquiera y lo diga cualquiera en público, sin embargo, no me da la gana que una empresa la publique y que una empresa haga dinero con eso. Si una empresa hace dinero y se hace rica con eso, la demando y por cierto, tiene que repartir bien esa cochina conmigo. Y puedo incluso mandar a recogerlo, incluso con esa ley vagabunda que hizo Antequera Parilli. Ahora, hay una cuestión que dijo Diego Silva con la cual estoy absolutamente de acuerdo. Y esta es una cuestión más genérica: “la creación artística es un acto individual”, y agregaría, “y solitario”. Cuando yo estoy escribiendo una novela, en mi casa, mis hijas no se atreven a tocar la puerta, porque no acepto a nadie. Ellas esperan que yo salga, que no esté, para ir a leer lo que yo ya he escrito. Nade me molesta porque el acto de creación en sí es un acto individual. Esa es una de las razones porque tanto los escritores como los músicos, como los pintores –hay algunos artistas plásticos que trabajan en soledad- no se organizan, por qué su trabajo no es como el de los obreros fabriles, que a veces trabajan doce mil en una fábrica, y que fácilmente se ven todos los días, y tienen unos intereses sencillos y bien concretos. 

 

Carlos Suárez: ¿la creación no es un producto social? 

 

Andrea Coa: Es un producto individual y es un producto social. Porque ningún artista es Robinson Crusoe, y muchísimo menos para explotar a Viernes, porque en todo caso yo estoy de parte de Viernes. Es una actividad solitaria, sin embargo, el signo de los tiempos actuales es el signo de la organización. Yo no voy a escribir una novela junto con otro escritor porque cada uno tiene una idea diferente –a veces los gemelos idénticos tienen diferentes ideas- y no estoy de acuerdo con los cadáveres exquisitos  de los talleres de literatura, de poesía y esas cosas. Me parece una absoluta ridiculez. Y ningún cadáver es exquisito, todos apestan. Esa es mi opinión. Sin embargo, a la hora de defender nuestros derechos, nos conviene unirnos puntualmente para eso. Si necesitamos hacer una organización bien sencilla, y la cooperativa es gratuita y con esa figura jurídica que no nos va a costar nada, simplemente vamos a hacer el papel. El que se lea la ley de cooperativas se da cuenta que eso está en contra de la explotación, contra el monopolio. Es una ley absolutamente revolucionaria. Yo recomiendo la organización en cooperativas para defender sus derechos. Incluso una cooperativa podría ser una entidad de gestión colectiva y también podría gestionar los derechos de autor y a través de eso, obtener la exoneración y el ejemplo de eso es el Círculo de tiza, que ya lo está haciendo. Porque el problema no es hablar ni decir: ”hagan”, es hacer. Por eso a mí me gusta tanto hablar con Monteagudo, porque es un tipo que hace cosas y que tiene ideas revolucionarias.

Hay varias preguntas: ¿esa ley va a ser reglamentada? ¿Cómo va a ser reglamentada? ¿Cuándo va a ser reglamentada? La crítica sobre los registros. No me interesa nada de la ley actual. Lo que me interesa es que esa ley no exista más. Por eso, aun pasando todos los problemas que ustedes ni siquiera se imaginan, trabajé junto con una persona que uno los busca en su casa cuando no tenían tiempo, a Monteagudo, yo iba a su casa y creo que hasta su esposa estaba un poco brava. Y a muchos busqué en su casa para que participaran, para que fuese un hecho colectivo. Ahora, a partir de que estos diputados recibieron esta ley, ahora sí. Tengo aquí la carta que me envió la diputada a la oficina, y estos diputados revolucionarios son: diputado Adel El Zabayar, diputada Elizabeth Leal de Arévalo, diputado William García Insausti y diputado Orlando García. ¿Cómo los convencí para esto? Sencillamente me senté con cada uno de ellos y los convencí de que el problema de derechos de autor es un problema de soberanía. Se planteó el encuentro que va a haber ahora, finales de septiembre y principios de octubre, donde el imperio, a través de todos sus corifeos, organizó un encuentro en Margarita, en una universidad bien privada y bien escuálida. Antes de eso, nosotros debíamos introducir el anteproyecto de ley, porque según el reglamento interno de la Asamblea, el primer proyecto que se mete es el que se discute. Y sabemos que es un anteproyecto. Es obvio que es un papel de trabajo y que no está completo. Si nosotros lo completáramos, lo cocináramos. Ciertamente hemos recibido el apoyo del SAPI pero tampoco les voy a decir, en dinero, cuanto apoyo puede haber porque ustedes se reirían, porque comparen lo que gana Antequera Parilli por un párrafo. Pero en este caso, más bien fue un beneficio para nosotros el tener el apoyo de un SAPI revolucionario, o no del SAPI, del doctor Eduardo Samán que es un revolucionario y que poco a poco ha ido limpiando eso y que aun hace falta mucha revolución ahí. Entonces, todas estas preguntas ¿cómo se va reglamentar y cuándo? Yo tengo la respuesta para eso y también la respuesta de quién lo va a hacer. Porque vamos a terminar de hacer un buen proyecto de ley. Propongo que se realicen mesas de trabajo, incluso al principio por áreas. Por ejemplo, los músicos y compositores pueden hacer mesas de trabajo y ahí, preparar su aporte, su ponencia para el Proyecto de ley de derecho de autor. Cuando hablaba con Monteagudo le decía: “ahí no dice nada de los cineastas, pero eso lo tienen que hacer ustedes”. Exactamente así es. Igualmente los artistas plásticos. ¿Quién sino el doliente puede saber lo que le conviene. ¿Por qué antes, en la IV República se hacían las leyes con un bufete? Porque de abogados trabaja para su cliente que le paga. Las empresas le pagaban a los bufetes y los bufetes hacían una ley a la medida de las empresas. En este momento se sabe que el estado no es absolutamente revolucionario. Se sabe que coexisten elementos de burocracia, de sinvergüenzura, incluso de “vendepatrias”. Hay una cosa aquí, para la amiga, a lo mejor no fue ella, seguro que no pertenece a esa Comisión, pero nuestros negociadores entregaron la Amazonia y eso es terrible. Esa gente del Servicio Exterior de la V República firmaron un acuerdo con el cual entregan la Amazonia al imperio y eso fue este año, creo que en este mes. En el SAPI han ocurrido cosas terribles. A Eduardo Samán incluso lo despidieron. Lo despidió un ministro por no haber hecho lo que Microsoft decía. Porque fue la Embajada de Estados Unidos a decirle que no pusiera software libre. Porque dejaba esperando a los de las grandes farmacéuticas y no los atendía. Porque le quitó la patente de viagra a Pfeiffer. Lo botó un ministro de la V República. ¿Pero qué ocurre? El problema aquí es la lucha revolucionaria, es decir ¿qué hacemos nosotros? Nosotros luchamos y volvimos a poner a Samán en su puesto y al ministro lo botaron, porque es la participación protagónica de la gente y la negociación sin venderse. Nosotros lo logramos y digo nosotros porque yo también estuve en esa lucha. Nosotros logramos que a Eduardo samán lo volvieran a montar ahí otra vez. Y el ministro se tuvo que ir a llorar al valle. Creo que lo mandaron a una embajada. Entonces ¿quién va a hacer esos cambios? Lo van a hacer todas las personas que vean al anteproyecto y digan: “esto no sirve y esto debiera ser así”. Todas las sugerencias, escríbanlas, organicemos mesas de trabajo. Estoy organizando mesas de trabajo con los escritores porque esa es mi área, y con los que quieran. El Círculo de tiza debería hacer una mesa de trabajo y ampliarse con otra gente que esté trabajando la misma área. Los actores y actrices tienen que hacer mesas de trabajo para los derechos conexos. Igualmente los músicos, compositores. Pero así es la forma de cómo se debe hacer y luego podríamos hacer una gran plenaria en la cual le demos todos los toques finales a la Ley de derecho de autor. Creo que contamos para eso con el respaldo del SAPI, por lo menos mientras esté Eduardo Samán ahí. Alguien dijo que aquí hay una gran ignorancia y es cierto. Hemos hablado de algunos elementos puntuales del proyecto de ley, pero son 137 artículos y entonces nos e puede revisar exhaustivamente la ley aquí. Solamente algunos elementos puntuales. Para revisar esto es para lo que hay que hacer mesas de trabajo y que no pase como ha pasado con la Ley de cultura, donde está por ejemplo, Ninoska Lazo trabajando, donde han estado tantos equipos trabajando. Nosotros no debemos permitir que la burocracia y que los partidos, y que los tramposos nos secuestren la Ley de derecho de autor. No podemos permitir que hagan lo que hicieron con la Ley de cultura. Es más, hay que rescatar la Ley de cultura también y sacarla a la calle y también darle discusión desde afuera, porque sí se pueden lograr cosas. Pero no podemos esperar a que los funcionarios hagan. Sino ¿qué he hecho yo? ¿cuál es mi corresponsabilidad ahí?  El problema es qué aporto yo. Una revolución no la hace Hugo Chávez. Puede decretar pero por un lado está decretando y por otro, están robando los reales que él manda. El asunto es la contraloría social, es la participación protagónica de cada uno de nosotros y cuando estamos hablando de derechos de autor, estamos hablando de gente inteligente, de gente creadora, de gente con talento, es decir, de gente la capacidad para producir una ley, la mejor ley y no solamente eso, sino también la visión estratégica para darse cuenta que una Ley de derecho de autor que considere los derechos de autor como derechos humanos, que le de una buena patada en la torre a las transnacionales, eso va a levantar roncha en todo el país y va a la larga a cambiar convenios internacionales, que le va a dar a al OMPI, a la Organización Mundial del Comercio, y que les va a dar a todas esas transnacionales. Pero eso es haciendo, no esperando que alguien lo haga. Voy a cerrar con esto. Propongo que estas mesas de trabajo continúen.

 

Moderadora: Creemos que la propuesta de Andrea Coa es muy oportuna. Todos los que formamos parte del colectivo queremos propiciar discusiones continuas. Además de querer realizar una suerte de documento que recoja las inquietudes aquí expresadas, queremos transcribir todas esta sesiones y publicarlas con el objetivo de ampliar el debate en torno a todos estos temas que son de suma importancia en u proceso de cambio como el que estamos viviendo. También quería informarles que la próxima sesión vamos a tratar el problema del patrimonio cultural. Ojalá contemos con la asistencia de todos ustedes porque acaba de ocurrir un hecho muy significativo que expresa un poco ese deseo colectivo de cambiar las estructuras, como fue el ataque que sufrió la estatua de Colón y en esto se pone en debate la noción de patrimonio cultural. Es muy importante que reflexionemos sobre esos problemas. Y trataremos en lo posible de continuar con estos debates en un futuro. Muchas gracias. 

 

Andrea Coa: Perdonen pero quiero decir algo antes de que se vayan. Y creo que todos los que sean respetuosos de las leyes y de las buenas costumbres aquí deben ir inmediatamente a buscar a Freddy Bernal y a la policía, y que me pongan las esposas. Mi nombre es Andrea Coa. Coa es el apellido de mi madre, heredado de manera matrilineal, como es dentro de los Caribes a los cuales pertenezco. Yo estoy de acuerdo con la tumbada de la estatua de Colón, y que me disparen. Por favor, yo estoy dispuesta a declarar eso públicamente y me encarcelaran junto con esos camaradas que están injustamente detenidos por Freddy Bernal y entregados al enemigo. Yo estoy de acuerdo y que me disparen. 

 

* Las intervenciones de Jannette Camero, Alberto Monteagudo y Diego Silva no pidieron ser transcritas por problemas técnicos.

 Invitados

JANNETTE CAMERO

Abogado egresada de la Universidad Santa María, especialista en Derecho Administrativo. Entre 1998 y el 2003 trabajó específicamente en materia administrativa y de propiedad intelectual. También ha ejercido la docencia en la Escuela de Sub-Oficiales Profesionales de Carrera del Ejército entre 1997 y 2000. Actualmente es la Directora Nacional de Derecho de Autor del Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual (SAPI).

 

ANDREA COA

Desde muy joven expresa interés por la escritura, dedicándose a extensas investigaciones autodidactas en literatura, filología e historia. En Julio del 1986 ganó el concurso Un poema para Nicaragua de la FCU de la UCV y la Embajada de Nicaragua Sandinista, con Cuando vengan los marines. Este poema ha sido publicado en Venezuela, Centro América y Alemania y ha sido llevado al teatro desde los años 80. Hoy en día, en nuestro país, es un símbolo de las luchas anti imperialistas. Desde los años 80 publica periódicamente sus trabajos literarios. En 2001 publicó la novela “Cantaura”. Actualmente cuenta con alrededor de 9 novelas inéditas y está trabajando en dos más, tituladas: El enemigo interno y Los negociadores. Fue dirigente estudiantil, y cuenta con una larga trayectoria como dirigente comunitaria. Junto a varios escritores revolucionarios, actualmente trabaja en la creación de una Unión Bolivariana de Escritores, con carácter nacional e internacional. Es miembro del Frente Unitario de Contraloría Social. Ha sido colaboradora del FUS. Es misionera en Vuelvan Caras (2004), y ha colaborado con la Misión Barrio Adentro desde 2003. Fue miembro fundadora de varias revistas literarias. Ha sido colaboradora y trabajadora del SAPI desde el año 2001. El resultado de sus investigaciones sobre derecho de autor está reflejado en el Proyecto de Ley del Derecho del Autor. En la redacción de este anteproyecto de Ley contó con el aporte de importantes ideas por parte de Alberto Monteagudo, del Círculo de Tiza y la colaboración directa del Actor Ramondomingo Valdez, de ANAAV. El anteproyecto de Ley fue introducido por cuatro diputados del Bloque del Cambio.

 

JUAN FERNÁNDEZ CORREA

Abogado, egresado de la U.C.V., 1972. De amplia experiencia en la administración de las entidades de gestión colectiva a través de la prestación de sus servicios profesionales (30 años) a la Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela, SACVEN, habiendo ocupado los cargos de Director General (Gerente Legal y actualmente como Director Administrativo. Ha participado en  Foros, Seminarios y Congresos sobre la Propiedad Intelectual, Derechos de Autor y Derechos Conexos, nacional e internacionalmente.

 

ROBERTO HERNÁNDEZ MONTOYA

Licenciado en Letras de la Universidad Central de Venezuela, miembro del Consejo de Redacción de Venezuela Analítica, Director de La Biblioteca; miembro de las direcciones editoriales de Venezuela Cultural e Imagen; columnista de El Nacional, Letras, Imagen e Internet World Venezuela. Cursó estudios de análisis del discurso en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, París. Fue Presidente fundador de la Asociación Venezolana de Editores y Director de la Editorial del Ateneo de Caracas y Secretario del Consejo Nacional de la Cultura (Conac, Venezuela). Actualmente se desempeña como Presidente del Centro de Estudios Latinoamericanos «Rómulo Gallegos» (CELARG, Venezuela).

 

DIEGO SILVA

Como Compositor, ha presentado desde 1974 obras que incluyen; música de cámara, música sinfónica, para coro y orquesta, para solistas y orquesta, además de trabajos que contienen tecnologías de síntesis electrónica, computación y manifestaciones étnicas grabadas "in situ". Así mismo, ha escrito y grabado música incidental para danza, teatro, cine y video documental a nivel nacional e internacional. Entre los reconocimientos obtenidos citamos: Premio Nacional de Composición Bienal Antonio Lauro 1990, 1992 y 1994, Premio Nacional de Composición Juan Bautista Plaza 1992 (Mención de Honor) Premio ANAC 1996. Pionero en Venezuela en el uso de los instrumentos étnicos incorporados a obras de corte académico. Son algunas de sus obras las siguientes: Sueño y Piel 1979 ( Taller de Danza Contemporánea. Universidad Central de Venezuela), Tritonias 1986 (Concierto Homenaje al Frente Sandinista. Managua. Nicaragua) Ecos del Tiempo 1990.(Sociedad Venezolana de Antropología. Museo de Ciencias).Altíssima Flumina 2000. (2º Cumbre Internacional de la OPEP. Caracas).

 


Carmen Hernández

Foro Derechos culturales. 2004. Responsabilidad social de radio y televisión

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