Jessie Blanco. 2005. La igualdad y la diferencia: aportes del feminismo, Charla presentada en el Encuentro en torno a la exposición Agua de colonia, Sala RG, Fundación CELARG, Caracas, 1 de diciembre de 2005
Cuando se nos pide a nosotras hablar sobre los aportes del feminismo, en este momento, en este país, no me queda más que partir de una pregunta ¿desde qué lugar estoy hablando? Y a cuál nos-otras estoy haciendo referencia… Esta primera interrogante me obliga a ubicarme en un lugar político y me lleva a diferenciarme deliberadamente como mujer feminista diferente no sólo de los hombres, sino de las mismas mujeres e inclusive de las mismas feministas, es lo que me permite hacer mi propio recorrido personal y por personal político. El feminismo para mi es una postura de vida que me emplaza cotidianamente en el ejercicio de mi libertad. La búsqueda de la liberación de las mujeres se ha paseado por múltiples escenarios, algunos mas radicales otros mas conservadores, y me atrevería a decir que todas con el sentimiento común primero de visibilizarnos, segundo de conocernos ¿por qué yo habría de conocerme si este sistema que encarno me ignora?, y luego de reconocernos no sólo a nivel nacional sino sobre todo a nivel internacional; Y es en este punto, donde nos encontramos con que no todas somos iguales, las habemos negras, lesbianas, heterosexuales, transexuales, chicanas, indígenas, campesinas, proletarias, obreras, oligarcas, pequeño y gran burguesas, autónomas, estado-dependientes, académicas, intelectuales, militantes, radicales, conservadoras, progresistas, izquierdistas, derechistas. No todas somos iguales y esta diversidad trae nuevos retos al feminismo, reto que quedo ilustrado –aunque no se anduvo- en el X encuentro feminista de Latinoamérica y el Caribe, que se realizó en octubre de este año en Sao Paulo-Brasil, en el cual el debate implícito que transversalizaba las mesas de discusión era la participación o no de los transexuales para el último encuentro. Este debate a mi modo de ver que se paseaba por el mal llevado tema de la exclusión, quiénes son las feministas y quiénes no, pero sobre todo que cuerpos encarnan el feminismo y como estos se condenan en la diferencia sexual quieran lo o no. Además como se conjuga la paradoja del movimiento de tener por un lado, que renunciar a los esencialismos y a las identidades femeninas para cuestionar los estereotipos impuestos por la lógica patriarcal y por el otro vindicar las diferencias identitarias como ejercicio de visibilización de nuevas sujetas políticas de derecho. Un debate complejo que generó la resolución en plenaria final de incorporar a los transexuales1 en los próximos encuentros feministas, decisión que no dejo de traer malestar para los grupos lesbo- feministas, y que evidencia a mi modo de ver el quid de la cuestion: la diferencia sexual y no por sexual menos social que se encarna en el CUERPO.
No todas somos iguales, nos topamos con eso de la DIFERENCIA-. ¿Diferentes de qué, iguales a qué?...la igualdad para las feministas de la igualdad equivale a la búsqueda de la igualdad con los hombres: igualdad de oportunidades, paridad política 50/50, igualdad en la participación del sistema de ellos de hacer políticas, igualdad de salarios, etc. una equidad en nuestros derechos con relación a los de ellos. Para las feministas de la diferencia la igualdad se plantea no con los hombres sino entre hombres y mujeres, porque la igualdad con los hombres implicaría aceptar el modelo androcentrico o falogocentrico2. La diferencia en cambio alude no solo a la diferencia entre hombre y mujeres sino y sobre todo entre nosotras mismas, la pluralidad nuestra, nuestra compleja diferencia sexual.
Es importante dejar claro que no existe un único feminismo, así como no existe un único feminismo de la igualdad, ni de la diferencia ni siquiera una única postura frente a la relación entre el feminismo de la igualdad y el de la diferencia para alguna excluyentes, para otras necesarios, e incluyente (feminismo de la igualdad en la diferencia), para otras un falso dilema porque ambos son esencialitas (Mouffe 1999 en Espina, 2000).
Según Victoria Sendón de León (2000) la comprensión de la igualdad para las FI provienen “de una idealización del sujeto masculino versión Simone de Beauvoir seducida por al misoginia de Sastre” (p.4). Para ésta autora la contraposición sartreana que hace De Beauvoir entre naturaleza y libertad que se expresa en el “en-sí” y el “para-sí”, atribuyéndole a los hombres la libertad y a nosotras la necesidad, lo natural, el cuerpo como destino, donde ellos son los productores y los encargados de la transcendencia a lo largo de la historia es, decir, el “para-sí”, mientras quedamos relegadas o encerradas en el “en-sí”, de nuestra “naturaleza” de reproductoras, lo cual obviamente constituye un obstáculo para adquirir la libertad como sujetas; no hace sino confirmar el lugar que nos asigna el patriarcado. Evidentemente que Simone de Beauvoir describía la situación social de las mujeres, pero la crítica que le hace De Sendón es el hecho de elevar esa constatación a categoría ontológica y metafísica. Refiriendo que de ser consecuentes con el planteamiento de Beauvoir, la propuesta de la igualdad y la emancipación sólo podrían lograrse negando la diferencia sexual y femenina en beneficio de un sujeto universal y neutro, que lógicamente sería masculino aunque incluyera tanto a hombres como mujeres en la etapa de la igualdad.
Para las feministas de la diferencia no es concebible una igualdad que aniquile o niegue las diferencias sexuales. En este sentido, se les ha cuestionado el hecho de ser “esencialistas” porque abogan por defender una identidad propia de las mujeres y marcar bien sus señas diferenciales. Frente a este cuestionamiento Victoria de Sendón considera que lo que denuncia el feminismo es el paradigma construido de lo viril y su correspondiente femenino, la valoración que se hace de determinadas funciones, roles y actitudes. A lo cual yo le agregaría en defensa de ésta postura, que si se buscara un esencialismo este implicaría una definición única del hecho se ser mujer, cuando es a mi parecer todo lo contrario, busca las diferencias que existen entre nosotras como sujetas plurales y además desmontar un prototipo de mujer, que por negación al hombre define el sistema falogocéntrico. Cualquier búsqueda de la diferencia entre mujeres negaría en sí misma el esencialismo. Cuando se caracteriza el lugar que este sistema le ha dado a la mujer, harto definido, con relación al hombre, justamente se esta cuestionando también el esencialsimo o la “naturalización” de este lugar, que nos han hecho ver tan sagrado e incuestionable como aquello de la maternidad obligatoria de la mano del fulano instinto materno y de la heterosexualidad obligante y fundante de nuestra identidad de la mano también de una monogamia para nosotras y una poligamia para ellos.
A pesar de que este feminismo setentoso de la diferencia vs. el de la igualdad, pareciese ya un debate superado o conjugado con otros feminismos emergentes, unos mas institucionales otros mas radicales (como el llamado feminismo de la tercera ola que hace referencia al feminismo de los ochentas), creo que el aporte del feminismo particularmente de la diferencia radica en sus hallazgos sobre la diferencia sexual y el desarrollo de psicoanalistas feministas que han llevado hasta sus últimas consecuencias los estudios sobre el tema.
La historia de los feminismos incluyendo los feminismos de la diferencia, porque no hay uno solo, no puede comprenderse como hechos aislados de teóricas desprovistas de sus militancias y de los movimientos sociales, sexuales y políticos: véase el grupo francés “psicoanálisis y política” de la década del 70 que criticaba al feminismo igualitarista por considerarlo reformista y que asimilaba las mujeres a los hombres y no lograba salir del paradigma de la dominación masculina, o el manifiesto italiano de la Revuelta Feminista escrito por Carla Lonzi y titulado “Escupamos sobre Hegel”, que afirmaban con claridad que para las mujeres no hay libertad ni pensamiento sin el pensamiento de la diferencia sexual, criticando al feminismo reivindicativo por victimista y por no respetar la diversidad de la experiencia de las mujeres, además, planteaban que de nada sirve que las leyes den valor a las mujeres si éstas de hecho no lo tienen; o el feminismo radical cultural estadounidense de los 70, manifiesto como movimiento contracultural cuya consigna era “vivir en un mundo de mujeres para mujeres”, denigrando todo cuanto oliera a masculino3.
Uno de los temas más controversiales entre las teóricas feministas (en especial las de EEUU y Francia) es justamente el significado y el valor de la Diferencia. El tema es complejo, incluye debates de cómo hasta que punto la sexualidad tiene carácter corporal y de género, si existe algo característicamente “femenino” y en ese caso como podría recobrarse, valorarse, expresarse, y cuáles diferencias son las más significativas: las de género, las existentes entre hombres y mujeres o las que se dan entre las mismas mujeres. Las teóricas de la diferencia también se interesan por la importancia de las relaciones preedípicas en la constitución del yo (de las mujeres) y los temas del lenguaje y del poder. Según Flax Jane(1995) el surgimiento de estas teorías expresa y demuestra las distancias que las teóricas feministas han sido capaces de interponer entre nuestros discursos y los falocentricos. Pero, sin embargo, estos discursos feministas también están marcados por los efectos del género y otras relaciones de dominio como los de la raza, hay muchas huellas de estas relaciones en los discursos sobre la diferencia.
Las teóricas de la diferencia tienen una estrecha relación con el psicoanálisis. Las estadounidenses se basan mas en las relaciones objétales y las francesas están mas influidas por Lacan (Luce Irrigaría, Cixous, Kristeva, Guilligan ,etc.) Según Flax Jane (1995) cualquiera sea la el enfoque psicoanalítico que adopten, éstas teóricas recalcan el carácter central de la relación madre-hija como una fuerza fundamental y determinante en la psique y la actividad de las mujeres. Ejemplo el caso de Helen cixous, para quien la relación madre-hija sobrepasa en importancia todas las demás influencias posibles a excepción del mismo sistema simbólico.
Aunque las teóricas de la diferencia están de acuerdo con el carácter central de la relación madre-hija en la configuración del a subjetividad femenina, discrepan sobre la importancia relativa de lo simbólico. Un grupo se orienta a resaltar los efectos del sistema simbólico sobre la identidad de género y otro grupo, hace hincapié, en los efectos de las actividades de las mujeres y la división sexual del trabajo. El primer grupo resalta también la primacía de la sexualidad (o el placer) de las mujeres y su represión en la cultura falocentrica.
A parte de la sexualidad como eje central, el principal blanco donde apuntala el feminismo de la diferencia es el mundo simbólico, por eso Victoria De Sendón refiere que mientras las igualitaristas trabajaban en lo urgente, las de la diferencia trabajaban por lo importante, en vez de preocuparse por ocupar puestos en el poder ya instituido por ellos a cambio proponían trasladarse al plano simbólico, donde se produce la efectiva liberación del deseo de las mujeres. De ahí que se derive la importancia de ver cuales son los mecanismos psíquicos del patriarcado que operan en nuestra subjetividad, la relación entre el mundo simbólico, el lenguaje y el mundo inconsciente. La consigna de lo personal es político y el deseo de cambiar no solo las estructuras sino cambiar nosotras mismas, ahí donde la micropolítica se hace carne, ahí donde los partidos no tienen alcance, pero el poder masculino sí : nuestros deseos ¿realmente son nuestros?.
Llevando a su raíz esta postura encontramos el planteamiento de Margarita Pissano, que habla del “triunfo de la masculinidad” y de como las mujeres hemos ido accediendo a la masculinidad como feminas y como esto se confunde con cambios culturales, cuando no son más que cambios de costumbres.
La importancia de la diferencia radica en el hablar desde nuestra diferencia no como lo Otro de lo Uno (el Sujeto universal hombre blanco) sino que se trata como bien lo señala Margarita Pissano de una construcción social, política, económica y emocional desde un cuerpo, que hasta ahora no ha tenido autonomía, ni es un cuerpo pensado-pensaste, valorado desde sí mismo, sino que ha obedecido a quien lo piensa y lo asume deliberadamente la cultura masculinista como propia. Para reconocer nuestra historia de deshumanización debemos enfatizar el análisis crítico de la construcción de los deseos, “movidos a fuego en los cuerpos”. (Pisano, p.35).
La creación del orden simbólico es una tarea específica del feminismo de la diferencia (Victoria Sendón De León, 2000) o como señalaría Margarita Pisano (2204) construir un nuevo orden civilizatorio, para ser más ambiciosas.
Meter el dedo en la llaga ahí en esos lugares que estamos pensando que son lo más sagrado y por tanto, los menos tocables: la maternidad, el instinto materno, la heterosexualidad obligatoria, la familia monogámica, el deseo, el cuerpo del deseo, el cuerpo del feminismo.
Particularmente creo, que si el feminismo no toca tu cama, tu piel, tu autopercepción, tu autovaloración y extiende los pies de lo político desde tu morada más intima hasta la arenga más aplaudida, despojando de toda privacidad el deseo y haciendo el amor con lo público sin presiones del partido, ni del financiamiento del afuera ni el verbo del otro, por el contrario., desde lo que aun no esta escrito, desde ese no todo. Entonces, no estamos mas que tematizando el feminismo y convirtiéndolo en un lugar desemantizado de tanto palabrearlo y por lo tanto, haciéndoles el juego.
Referencias Bibliográficas
Braidotti, Rosi (2004) Feminismo, diferencia sexual y subjetividad nómade. Barcelona: Gedisa.
De Miguel, Ana (s/f) Feminismos de la diferencia, ultimas tendencias.
De: https://www.nodo50.org/mujeresred/historia-feminismo4.html.
Espina, Gioconda (2000). Feministas de la igualdad, de la diferencia y de la igualdad en la diferencia. Rev. Venezolana de Economía y Ciencias Sociales, Vol.6 Nro. 2 (mayo-agosto) pp.37-49.
FLAX, Jane (1995) Psicoanálisis y feminismo, pensamientos fragmentarios. Madrid, Ediciones Cátedra, Instituto de la Mujer y Universidad de Valencia.
Pisano, Margarita (2004) Julia quiero que sea feliz. Sorada / Ensayo: Chile.
Sendón de León, Victoria (2000). ¿Qué es el feminismo de la diferencia? De:
De: https://www.nodo50.org/mujeresred/victoria_sendon-feminismo_de_la_diferencia.html
Notas
[1] Entendiendo que transvestí y transexuales no son lo mismo. Los transvestí son hombres que se disfrazan de mujeres y usan su cuerpo como trabajadores sexuales, también están los llamados ambiguos que tienen biológicamente hablando ambos sexos. Pero los transexuales son los hombres o ambiguos que se operan porque se consideran mujeres atrapadas en cuerpos de hombres.
2 Falogocentrismo según Braidotti (2004) se refiere al “persistente hábito que consiste en referir tanto a la subjetividad como a todos los atributos claves del sujeto pensante en términos de masculinidad o virilidad abstracta (falocentrismo)” (p.89).
3 Ver De Miguel, Ana (s/f) Feminismos de la diferencia, ultimas tendencias. De: www.nodo50.org/mujeres/historia-feminsimos4.html.
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