María Antonieta Izaguirre. 2005. “Objectif (camouflage). Comentarios sobre la exposición”, Encuentro en torno a Objectif: Camuflaje, Caracas, Fundación Celarg, Sala RG, 4 de agosto de 2005.
Antes que nada, gracias a Carmen Hernández de la dirección de Artes Visuales del CELARG, y a quienes hicieron posible la exposición, por esta invitación.
Tal como escribe el curador de la exposición Philippe Pirotte, la exposición se centra en las nociones de “apariencia”, “exotismo” e “inaccesibilidad”. Si se trata de como nos miramos los unos/as a los otros /as, aun mas, como miramos al otro u otra a partir de nuestras ideas, confieso que soy un ejemplo de ello.
Para leer algo de esta exposición tuve que ir a mis referencias, referencias que pertenecen a otras épocas y otros continentes. Para dar algún sentido a lo percibido recurrí a algunas fuentes: Freud, Barthes y su bello libro La cámara lucida, Jacques Lacan, el Seminario XI, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Merleau-Ponti, El ojo y el espíritu, John Berger y About Looking. Un vienés, tres franceses y un ingles. Para ser fiel a los conceptos psicoanalíticos diré que cuando percibimos los hacemos en referencia a otro y otros, nuestros semejantes, pero tomando en cuenta que incluimos al Otro de la cultura, del código. Es difícil mirar al otro sin incluir al Otro.
La visión es una operación del pensamiento que yergue delante del espíritu un cuadro o una representación del mundo. Gracias al cuerpo estamos inmersos, inmersas, en lo visible, somos visible. El o la vidente no se apropia de aquello que ve, se le acerca solamente por la mirada que obra sobre el mundo. Como diría Lacan, "en el campo escópico la mirada esta afuera, soy mirado, es decir soy cuadro". Un ejemplo lo tenemos en esta muestra, en lo que nos trajo Vincent Geyskens.
Mi cuerpo es a la vez lo visible y el que ve. Mirando todas las cosas es a la vez visto, y reconoce en aquello que ve, el “otro lado” de su posibilidad como veedor. Una se ve viendo, una se toca tocando. Todo acto de pensamiento implica por tanto al narcisismo y al yo. “En lo visible, la mirada que está afuera me determina intrínsecamente”…Por la mirada entro en la luz, y de la mirada recibo su efecto. De ello resulta que la mirada es el instrumento por el cual se encarna la luz y por el cual soy foto-grafiado” (Lacan). No es el revelado (la acción química) el que fija en una temporalidad, es el sujeto el que es fijado en la fotografía, espejo de la ciencia por un efecto de verdad. Tal como los apreciamos en el recorrido de Barthes en La cámara lucida, o en Uses of photography de Berger. Y también lo encontramos en la muestra que nos ofrece Jacobs, y en las dos fotografías que, en un instante, hablan de toda una vida: la joven buhonera de mirada fija, que evoca la aspereza del día a día, en contraste con el movimiento (el hombre de espalda y el auto), mientras ella sostiene en su mano las llaves, todo ello frente a su mercancía. Es como si esas dos fotografías de Vanessa Van Obberghein nos revelan la verdad del buhonerismo. El cruce de lo privado y lo público.
El pintor, el artista, quien quiera que sea, (o cualquiera sea su forma de expresarse) practica una teoría “mágica”, dice Merleau-Ponty. Debería admitir que las cosas pasan para él , que el espíritu sale por los ojos para ir a pasearse en y entre las cosas, y no deja de colocar sobre ellas su visión. Pinta porque ha visto, porque el mundo ,al menos una vez, gravó en él las cifras de lo visible. La visión es espejo o concentración del universo, ese universo de sombras, luz, reflejos, colores, que dejos de ser reales son en realidad los fantasmas de la existencia.
En silencio, y en un apoyo de la ciencia, el artista plástico. hace pasar en la obra las formas de las cosas, vienen del ojo y se dirigen al ojo. Se habla de los ojos como el espejo del alma. No en vano la referencia al mal de ojo, la envidia.
Y aunque estamos dándole prioridad a la visión, tal como se pone en juego, en especial en la fotografía, los otros sentido entran en juego. Así como los ciegos ven a través de sus manos, quizás es en el arte conceptual, tal como se pone en acto en esta exposición, otros sentidos, el tacto, por ejemplo, y el movimiento también cuentan para la apropiación del mundo. La obra White Light de Pascale Marthine, la de Adrian Piper, Funk Lessons.
Hablamos del yo y el narcisimo, pero entrara en juego, algo mas, y es lo que revela el psicoanálisis y especialmente en el aporte lacaniano. En la obra artística hay algo mas que el plano de la representación. Porque la obra puede ser pantalla, semblante, y el ser entrara allí en juego en la dimensión de la sexualidad y la muerte. Por eso en el texto del curador nos encontramos con la palabra deseo. Sabe bien, con Freud y Lacan, que el sujeto humano, el sujeto del deseo, no queda atrapado en una captura imaginaria. Quizás eso es lo que nos quiere decir el trabajo de Carla Arocha, Sobresalto: “uno quiere ser visto de la manera como uno ve el otro. El voyeurista quiere ver lo que no puede ser visto; el o ella como objeto de deseo en los ojos del otro”. Cambiaria algo en esta frase, porque voyeurista, en Psicoanálisis, tiene un peso especifico, diría: quien ve quiere ver lo que no puede ser visto, el o ella como objeto de deseo en los ojos del otro.
Si salimos de lo meramente imaginario, del plano del yo, nos encontramos con la pulsión llamada escópica, cuyo objeto, situado como “ eso me mira”, es quizás lo que esta mas allá y esta en juego en el borde de esta exposición, en el entredicho, en lo que se deja colar. Por eso esta exposición tiene un valor de verdad.
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